viernes, 24 de julio de 2015

Recetario Musical: Sushi de gominolas y Pizzicato Five:

La recetita que os traemos a continuación es de una riqueza de matices, de una idea de lo global, de una multiculturalidad y también de una tontería y una sencillez tal, que será muy difícil que os podáis resistir a hacerla en casa para quedar como unos campeones de la gastronomía audaz, dulce y simpaticona.

Mi consejo es que queda perfecta como sobremesa después de unas cuantas tandas de sushi, maki, nigiri y de todas esas variedades procedentes de Japón que tan en boga están y tan ricas saben al hincarles el diente. Porque eso es así, está que te mueres el invento.

En otra ocasión haremos un recetario musical del sushi de verdad (el de arroz avinagrado, algas, salmón marinado y verduras al gusto), pero hoy vamos a empezar al revés, por el tejado de la casa y le damos el turno de inicio al pequeño detalle, a la nota graciosa de la velada, a la chorraína… El sushi de gominolas:


  • Ingredientes: Gominolas a tutiplén: Nubes blancas o rosas para simular la base de arroz.   Tiburones de colores, ballenas, momias y demás para poner en lo alto de las ya mencionadas nubes. Cintas verdes de picapica para suplantar al alga nori que envuelve el maki sushi y la tira que engancha el nigiri sushi. Fresas, moras, corazones de melocotón y lo que os salga del papo para poner encima y dar variedad al conjunto. Regaliz de fresa y nata para hacer el interior del maki sushi… Como podéis observar, la gracia está en intentar aproximarse lo máximo posible a la imagen del plato real, crear un trampantojo gastronómico y, en la medida de lo posible, currárselo un poquito, aunque me gustaría que quedara claro que la libertad siempre estará por delante en este tipo de movidas.

  • Elaboración: No hay mucho misterio. Simplemente hay que montar los nigiri (los de los tiburones y las otras chuches) lo más cerca de la realidad, es decir, montando la gominola sobre la nube y luego rodearla o no con la cinta verde. Y los maki sushi pues de la misma manera, introduciendo el regaliz en el interior de la nube y luego rodearla con la cinta y pincharlo con la puntita de un palillo que previamente hemos preparado y cortado. Ojo  esto quiere decir que si vamos a preparar este platito para nuestros primos, hijos o sobrinos tenemos que estar al tanto y pasar de poner estos palillos, ya que estoy seguro que no queremos para nada salir en las páginas de sucesos de nuestro periódico local ¿Verdad?

Y eso es todo, unos cuantos minutos de preparación montando, pinchando, emplatando y tal para ver cómo en menos de un nanosegundos desaparece todo rastro de chucherías del plato... ¡Pero qué satisfacción al escuchar ese ohhh de sorpresa de los comensales! ¡Ver sus caras mientras dan esos bocados enormes! ¡Eso es que no tiene precio! Como no tienen precio los jubilosos y pastelosos ritmos Acid-Jazz de los tokiotas Pizzicato Five:

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