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martes, 4 de abril de 2017

'A Sol Abierto' de The Iluminados:

Hay artistas y grupos para los que continuar su andadura discográfica y publicar el tercer trabajo se acaba convirtiendo en algo así como la Gran Ballena Blanca para el Capitán Ahab, una piedrecitadenada para Sísifo o un control de balón para Thomas Gravesen. Es decir: En un reto vital, una tortura sin fin y un espectáculo lamentable.

Y es que los más viejos del lugar hablan de la maldición del tercer álbum. Por aquí sabíamos de la dificultad del debut y del desafío del segundo disco, pero no me sonaba que hubiera nada de nada sobre el tercer trabajo. Teóricamente y para no extendernos más de lo debido, la estructura de esta maldición es la siguiente: El primer trabajo es con el que entras en la escena y te das a conocer. El segundo es el que te garantiza tu lugar en la escena, con el que consigues tu propio sonido y hasta adquieres reputación. El tercero lo haces ya a nivel profesional, con todos los medios posibles y la cosa parece serte de lo más propicia, que Beyoncé te va a hacer unos featurings y que lo vas a petar en el mundo mundial peeeero el destino no lo quiere así. Es entonces cuando te entran las prisas y te da o por repetir fórmula o por reformar de arriba abajo tu estilo. Todo en vano: Ya no funciona ni una cosa ni otra. El resultado final no es lo deseado, la crítica te zarandea, el público gira la cabeza hacia otra parte, las ventas son más que paupérrimas… Lo llevas chungo.
 
¿Estoy queriendo decir que es este el caso de nuestro querido César Ruíz Nodar y sus The Iluminados? Pues evidentemente no. Por un lado porque para estos muchachotes lo de crear, meterse al estudio y subirse al escenario es todo un placer, no una crucifixión artística; y por otro porque su carrera discográfica es como la buena comida casera: Cocinada a fuego muy suavito, con productos de calidad y servida en la mesa con mimo. 

Pero vamos ya a lo que hemos venido, que es a hablar de ‘A Sol Abierto’. El disco 3en1: El tercer trabajo discográfico de César que está a puntito de salir a la venta, la confirmación de The Iluminados como un superproyecto más que necesario en nuestra escena musical y la más que esperada continuación de aquél ‘Un Palo Y Un Clavo’ que tanto nos sorprendió hace ya un par de años. Al darle al play nos encontramos nuevamente frente a un catálogo de paisajes sonoros ‘Made In USA vs Aquí’ donde cada canción resulta ser una escena compuesta, fotografiada y montada por César y sus chicos de forma única. 


Para empezar y como ejemplo perfecto de lo dicho anteriormente tenemos “Agua Del Torote”, temita que abre el disco y en el que podemos ver infinitos detalles de Country, de ritmos cuasidiscotequerosymachacones (esa referencia a Donna Summer de dos rombos se las trae), de guitarrazos a lo ZZ Top courtesy of Erik La Chapelle,… Y todo con unas letras que sirven de oda ¿o más bien parodia? a uno de los cursos fluviales de nuestra ciudad: El muy injustamente olvidado y maltratado río Torote.

“Correos” suena a ensoñación Western y a Thriller del bueno. Sería como la ficticia banda sonora para una película de los Hermanos Coen que remezclara ‘Fargo’ y ‘No Es País Para Viejos’. Un porche de madera con la pintura descascarillada, el crujir de una mecedora vacía, una mosquitera rota, botellas de whisky por el suelo y una sombra deslizándose al interior de la casa… ¡Yo es que lo estoy viendo!

El tercer (sin maldiciones de por medio) corte del LP se titula “Yo Sé Quién Soy” y se trata a mi parecer de una de las composiciones más sólidas de todo el álbum. Va in crescendo, haciéndose grande y contundente segundo a segundo gracias al sólido trabajo de la banda y a la tremenda voz de Pedro Gallego. Perfecta para pillar la autocaravana y recorrer sendas, veredas y caminitos cantando el “¡…y tú nooo!” a grito pelado. Del Gurugú a Yosemite del tirón. Y vuelta a empezar. Por ejemplo.


 Y llegamos a "A Sol Abierto", que es la cancioncita que da nombre al disco o al revés. La heredera legítima de “Georgia Nunca Ha Estado On My Mind” que nos recuerda dos cosas: Por un lado, el triste pasado y la infausta historia sobre la que se forjó la música americana; y por otro, aquellos supuestos y deliciosos rifirrafes entre Lynyrd Skynyrd y Neil Young. El ritmo perezoso, la armónica de Antonio García y las guitarras hacen que se sienta hasta el perezoso calor de los campos de trabajo del Sur.

Del verano, el pueblo y la tradición. De nuestras miserias y nuestras grandezas. De nuestra historia. De todo eso y mucho más trata una canción que el bueno de César se atreve a titular simple y llanamente “La Morcilla”. ¡Olé por él! Y es que no podría ser más acertado el símil. La letra es bella como una mañana de agosto y dolorosa como las marcas que surcan, configuran y a veces lastran nuestro pasado… Ya me diréis qué os parece.

La instrumental “Lluvia, Vapor Y Velocidad” nos presenta una naturaleza severa, agreste… Avasalladora. Una naturaleza en sí misma perfecta, horizontal e inmutable que en el siglo XIX acabó siendo pasto de esos cabestros que se hacen llamar hombres. La genial y cinemática instrumentación (las guitarras de César , los vientos de Arturo Pueyo y los efectos sonoros) nos transmite un paisaje inicial similar al del original “Labritja” aunque ahora truncado para siempre por imponentes columnas de humo negro, kilómetros y kilómetros de hierro gris y veloces máquinas alimentadas por carbón… Todo eso en dos  minutos y poco de canción. La música como alimento de la imaginación, amigos.

“El Dólar Dorado” nos acerca a sonoridades áridas que me recuerdan a QOTSA (ritmazo el creado por José D. Blanco y Nacho López). Un relato de malas miradas en un bar de carretera y trifulca, de curtimientos de lomos con tacos de billar, cuellos de botella empleados como bardeos, ventanales hechos añicos y a fuga en Harley.

Con “Hilarito” The Iluminados se disfrazan de Punks Rockabillies o algo así con una trama que versa de bandoleros, afeites y algo de Complejo de Edipo. No os estoy vacilando. De veras que no.

“No Te Atreves A Ser Guapa” empieza solemne como un canto de trabajo y se transforma con esos tecladitos de Sergio Molina en un temita Pop de festivos aires sesenteros. La temática podría ser también la de una de las pelis de vaqueros de Telemadrid. Me estoy imaginando hasta el título: ‘La Flor Del Desierto’, una joven (Marta de Taiacore) vive sola en un marchito y polvoriento pueblo. Su vida se encuentra en un cruce de caminos: O la soledad de la casa para la que trabaja como lavandera o las malas compañías que abundan en el saloon. Afortunadamente, en el baile cruzó mirada con el hijo del barbero (que a su vez tiene líos con los muchachos del pueblo) y no tienen más remedio que fugarse juntitos en busca de un futuro mejor. Mi padre la vería en el sofá medio sobao medio entusiasmado. Fijo.

“Licor De Elsa” cierra el disco. Una canción de cinco minutos en las que no hallarás ni descanso ni tregua sino una delicada y esmerada selección de palabras (higuera, prado, aire siempre me han resultado unas palabras llenas significado y de vida), una letra que posee más de de una interpretación o lectura (algo que caracteriza a esta gente) y una estructura que te deja sin aliento. Imposible pedir más.

¡Y chimpón!. Estas han sido mis revelaciones, sensaciones y pálpitos sobre 'A Sol Abierto'. No me queda nada más que decir. Simplemente desear que este tercer escalón sirva para llevar a The Iluminados a un nivel superior más pronto que tarde, que los veamos  rodando muchomuchísimo de escenario en escenario y que ustedes los escuchen con la atención que bien se merecen. 
¡Iluminados los quiere el Señor!


martes, 7 de marzo de 2017

Una De Esas Joyitas - 'Red Roses For Me' de The Pogues:


A naturalidad de esa que destensa la vida, a modernidad y tradición (cuando uno se podía dejar cresta y a la vez fliparlo con The Dubliners sin que pasara ni media), a autenticidad, a güisquis con hielo recogidito en casa o a cervezas (Guinness y Carling en este caso) con los amigotes por ahí por las tabernas, a vivir con el juego en modo hoylodoytodoqueyamañanaDiosdirá... 

A eso suena este disco.

viernes, 30 de septiembre de 2016

St. Paul And The Broken Bones. El conocerles, el concierto, el todo:


Surcando los mares de Youtube en busca de sonidos bonitos con los que camelarme a mi señora y deleitarme un poco las orejas me dí de bruces con un chico blanco así como fuertecito, con gafas y cara de bonachón que tenía pinta de haber recibido muchas collejas en el colegio y que cantaba como todos los negros del mundo. Probé una canción, otra y luego otra más. Bien bien. En estudio suena muy bien. Pero como estamos ya muy picardeaos y no nos fiamos ya ni de nuestro padre, pusimos en la barra del buscador la palabra maldita, la que viene a ser algo así como el frotis del CSI, el olfato de una madre y la prueba del algodón en el mundo de la música: live.

Y ahí es que ahí estos mozalbetes de Alabama hasta se superan en esto del Soul Clásico. El miércoles 27 de julio de 2016, Paul Janeway y compañía hicieron volar por los aires el techo del Teatro Barceló de Madrid. La excusa de todo ese pifostio era presentar un segundo disco del que no conocía nada. ¡Y lo mejor de todo es que no hizo falta! Ya que puedo poner la mano en el pecho y decir que fue, es y será uno de los mejores conciertos a los que he tenido la suerte de asistir. Acompañado por mi Euterpe particular, temas como "Sugar Dyed", "Don´t Mean A Thing""Like A Mighty River" y "Call Me" sonaron más vibrantes, enérgicos, sensuales, elegantes y encantadores que nunca.

Pese a toda esta exaltación, también he de señalar que lo mejor de la banda está afortunadamente aún por llegar. Cuando St. Paul madure más (es joven y no cabe duda que lo hará) y relaje la raja un poco, el repertorio de la banda dejará de ser tan explosivo e histriónico para pasar a ser tan profundo y rico en matices como lo puede ser por ejemplo un buen vermucito a mediodía. ¿Ustedes que opinan?

viernes, 16 de septiembre de 2016

Música de Polonia Vol. 4 - Kroke y 'Eden':


Se nos vino la noche encima. Y dejamos que así fuera, pero con el cielo por techo. Paseamos por las calles de Kazimierz. Tras cruzar esa frontera imaginaria que es la línea de tranvía en Józefa Dietla nos esperaban la vieja sinagoga, el cementerio judío, la tenue luz de los restaurantes en Szeroka, ecos de música Klezmer tocada en directo, el elegante chunda-chunda de los bares más in del mundo, la brisa del Vístula... Una sorpresa a cada paso.

A la mañana siguiente había que recorrer de nuevo la plaza mayor de Cracovia, más conocida como Rynek Główny. ¡Señores de Madrid y Salamanca! ¡Qué malas pueden ser las comparaciones entre plazas mayores! 

El estar en esta ciudad y el conocer la obra de una pedazo de banda local como Kroke solamente podía significar una cosa: No debía perder la ocasión de buscar por las tiendas algún disquito de esta gente. En la ya mencionada Empik nada, en las tiendas musicales del centro tampoco... De Clásica y Disco-Polo lo que quieras, pero nada a la vista de mis largamente admirados Kroke. Nada. Nada hasta que mi querida mujer me animó a preguntar en un puesto de discos de barato en la mismísima plaza. Fue ahí cuando, entre polaco e inglés, conseguimos dar con 'Eden' (Oriente Musik-1997). Seguramente uno de los billetes de 10 złoty mejor invertidos de la historia mundial.


Hace ya un porrón de años que hablé por primera vez de Kroke. Corría el 2010 y fue para nuestros Sultanes Del Swing. Buenos tiempos de radio sin duda. Tiempos en los que lo mismo te hablabamos del tíoraro de Tom Waits que de los polaquillos de Kroke, una de las bandas que más me ha interesado desde siempre en ese evidentemente inabarcable género llamado Músicas del Mundo.

Si hacemos caso a las indicaciones del sabio Trecet y del libreto del disco en cuestión escrito por un tal Daniel Gerson, Kroke se formó en 1992 en Cracovia (ciudad de la que proviene el nombre de la banda en yiddish) por tres amigos que se graduaron en la prestigiosa Academia de la Música de Cracovia: Tomasz Lato al contrabajo, Tomasz Kukurba a la viola, violín, voz y percusión, y Jerzy Bawol al acordeón.  Enamorados de la MÚSICA en mayúsculas, estos tres compañeros y artistas nos muestran una propuesta realmente renovadora dentro del panorama de la música Klezmer, pues han logrado integrar a este repertorio tradicional composiciones propias originales, arreglos procedentes de la música Clásica (no olvidemos su formación académica), así como aplicar ciertos elementos provenientes de las Vanguardias y del Jazz con las experimentaciones, improvisaciones e incluso una apertura de miras a veces inimaginable en esto de las músicas tradicionales, (el Folk, a veces tiende a pecar de autenticidad y de mirarse muymucho el ombligo) logrando una comunicación musical que rompe todas las fronteras habidas y por haber. Sin ir más lejos, recordamos brevemente las colaboraciones de Kroke con los ingleses Peter Gabriel y Nigel Kennedy, las noruegas Tindra o los burgaleses Fetén Fetén.

"The Night In The Garden Of Eden", "The Secrets Of The Life Tree"... Todas. Las 10 piezas que contiene 'Eden' son resultado de duro trabajo musical y de estudio de la tradición y filosofía de la cultura judía. Y también reflejo de una dignidad inamovible, de los sufrimientos del pasado y de la esperanza y confianza puesta en el hombre actual... Ahora, disfrutemos y miremos hacia delante:

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Música de Polonia Vol. 3 - Breakout y 'Oni Zaraz Przyjdą Tu':


Tiendas Empik en Varsovia. Mediodía. Taquicardias que me daban ante las estanterías de música polaca de los años 70. ¡Qué nervios y qué cantidad de bandas desconocidas, sugerentes y tentadoras!

Aproximadamente una hora después salimos de ahí mi querida mujer y yo con un montonazo de recuerdos y un buen puñado de referencias musicales. Una de ellas es esta que tenemos entre manos y que estamos escuchando mientras escribimos: Breakout y su recopilatorio 'Oni Zaraz Przyjdą Tu' perteneciente a la serie Złota kolekcja que Pomaton/Warner Music dedica a los artistas más ilustres del país. Una colección de oro para una banda de oro.

Breakout, al igual que ocurre con las anteriores bandas de las que os he hablado, es una institución en lo suyo. Si Budka Suflera lo eran en el Rock y TSA en el Heavy-Rock, la gente de Breakout lo fue en el Blues-Rock. Flipantes.

Formados a mediados de los 60 bajo el nombre de Blackout por el guitarrista, cantante y compositor Tadeusz Nalepa en la ciudad de Rzeszów, pronto darían el cante por su talento en esto del Blues a nivel nacional e internacional (hay que hablar de giras por el antiguo Benelux, la URSS e Inglaterra). Tras un primer álbum en 1968 a nombre de Blackout, pasarían a llamarse definitivamente Breakout y a publicar una serie de discos que para el imaginario colectivo de la joven Polonia han quedado guardados como oro en paño: 'Na drugim brzegu tęczy' en el 69, 'Blues' en el 70 o 'Kamienie' en el 74 son alguno de los hitos de esta gente.

Tadeusz y compañía suenan a mucho Blues-Rock del bueno. A los primeros Fleetwood Mac, John Mayall, Savoy Brown, un poquito de Ten Years After... Por ahí van los tiros. En general son Blues lentos y arrastrados con un apartado instrumental (desde la batería hasta la guitarra pasando por el bajo eléctrico, por el saxo, la armónica y, cómo olvidarnos, la otra voz en este caso femenina de Mira Kubasińska) sobresaliente que te agarra las entrañas, arquear las cejas y soltar un sencillo a la par que elocuente ¡guauuuuuuuu!

Gracias a los altavoces de nuestro Ford Fiesta nos acompañaron temas como "Zapraszamy Na Korridę" (una recreación bluesaflamencada que versa sobre una corrida de toros desde el punto de vista aún más folclórico de un polaco), "Kiedy Byłem Małym Chłopcem" o "Rzeka Dzieciństwa" (que tienen ambas un rollazo guapoguapo).



De camino a Wieliczka (una de las minas de sal más grandes, impresionantes y antiguas del mundo que se ha convertido en uno de los puntos turísticos más importantes del país desde que en 1978 fuera inscrita como Patrimonio de la Humanidad) y a Częstochowa (uno de los mayores centros de peregrinación del mundo donde se rinde culto a la Virgen Negra de Częstochowa, uno de los símbolos nacionales) pudimos disfrutar del talento de Nalepa y su gente.

Ahora solamente nos queda que disfrutéis vosotros de la misma forma y manera que lo hicimos nosotros. Ahí os dejamos con uno de los temas que más me ha gustado de este estupendo recopilatorio, "Modlitwa" :


Do zobaczenia!

domingo, 24 de enero de 2016

Cheap Wine o 'Recuérdame que si alguna vez monto una banda antes me agencie unos botines' o '¿Pero ya?' en Alcalá de Henares - The Green - 22/01/2016:

Vamos allá.

Nos encontramos ante una noche lluviosa, de esas de las de apetecer estar metido por siempre jamás bajo una manta, pero mire usted por dónde que se nos presentó una propuesta musical de lo más interesante con los franceses Cheap Wine, y nos lanzamos a la calle.


El sitio elegido para nuestra cita musical fue The Green, un sitio más o menos nuevo en la cuidad que se asienta en el local del histórico Cine Cisneros. Es decir, mucho espacio, muchas salas y mucho suelo irregular que hace que al andar por ahí pareza que ya vas ‘tocaete’ cuando ni siquiera acabas de dar un trago a tu primera y rica cerveza de importación, que de eso van sobrados, la verdad que sí. Un sitio que a modo de pub irlandés se encarga de aglutinar a una amalgama de pobres estudiantes descarriados, tanto de Eramus como patrios, más descarriados aún estos últimos.

La sala de conciertos se sitúa en lo que era una de las salas del antiguo cine. Allí vi por ejemplo 'Ghost Dog' (una de mis películas favoritas) más solo que la una... Dicho este anécdota melancólica hay que pensar que un espacio del arte cinematográfico como aquél ha acabado siendo reciclado en uno de arte musical y que dentro de lo que cabe no está mal. Por lo menos no es un Zara. O un chino.


El primero en saltar a escena a modo de telonero fue Mr, Black, un señor que tuve el placer de presenciar en un concierto tributo a la CCR con su proyecto 'La Cridens' hace ya un par de añitos. Una voz muy en la onda de Paul Rodgers y que me recuerda mogollón a los protagonistas de 'Casi Famosos'. Mr. Black supo entretener al público con buena música acústica y con pepinazos propios como "Mi Mánager Odia El Blues", versiones siempre necesarias de The Band y con ese final y brutal medley que mezcló el "Sweet Home Alabama" de Skynyrd con el "Down To The River" de la Creedence, el "Get Back" de los Beatles, el "(I Can´t Get No) Satisfaction" de los Rolling Stones, el "Born To be Wild" de Steppenwolf rebautizado a la española  a modo de mofa como "Bon Jovi Es Gay" (¿?) y, finalmente, el "Tutti Frutti" de Little Richards... Imbatible.

~

Entiendo que lo nuestro no sea la puntualidad británica y que en este país en el que nos ha tocado vivir se diga una hora y luego sea otra, pero una cosa es que se indique que el concierto empieza a las 11:30 (que en realidad suele ser las 12:00 y pico) y resulte finalmente que la banda principal empiece a instalar y hacer pruebas de sonido a la una menos cuarto por muy concierto de entrada libre que sea. Creo sinceramente que no procede. Por muy táctica que sea para que la gente vaya entrando, ir haciendo caja y tal, lo cierto es que la gente trabaja, la gente está cansada... Y que si das tu palabra de que es a una hora pues es a una hora, leches.

Con sombreros emplumados, patillacas, melenazas y embutidos en pantalones de campana y tal, a la una menos cuarto se presentaron los campeones de Cheap Wine, una pedazo de banda de Hard-Rock procedente de Clermont que formada por Louis Morati a la pequeña y cebreada batería, Rattlesnake Joe (no se puede tener un nombre más molón) al bajo, Valentin Contestin al cargo de esa bonita Gibson Es 335, Ahn Tuan (es más moderno que decir Antonio) a los teclados y finalmente Mathieu Devillers a las voces, histrionismos, panderetas y theremin se encargaron de dispararnos tres balazos de ese Hard-Rock setentero que tanto nos gusta con la presentación de su trabajo titulado 'Mystic Crow', disponible aquí mismito.


Pero no se presentaron para comenzar inmediatamente el show no, sino para empezar a montar sus instrumentos y cachivaches entre el indiferente griterío de una masa de chicas de Erasmus que terriblemente sedientas bebían sus Desperados en pajita. Como os lo cuento. Al parecer, y debido a un cambio en la agenda, los chicos de Cheap Wine acababan de llegar de dar un concierto en Guadalajara, nuestra ciudad vecina… Muy currantes.

Tras enchufar y afinar todo, nos pusimos en primera fila y pudimos disfrutar de una pequeña demostración de potencia, personalidad y herencia clásica por parte de estos gabachos. La actitud y sonido que se marcan sobre el escenario y en estudio con temazos como "Gravestone Smoke"· o "Stay Stange Express" hace que sea muy fácil emparentarlos con leyendas del subgénero como Leaf Hound, The Edgar Broughton Band o Blue Cheer... Es decir, canela en rama.

Bien es cierto que hubo momentos de auténtico goce. De esos de los de cerrar los ojos y sentirse lleno de música, de energía y de vida. De esos en los que percibes cómo las notas musicales van volando directas a tu corazón… Y con esa brevísima y bonita sensación nos tuvimos que quedar, porque poco después de tres canciones nos sobrevino el silencio más absoluto. O bueno, más bien nos sobrevino el dichoso temita de Tarantino, el "Misirlou". Yo pensaba que era un intermedio o algo semejante pero no, el bajista nos venían a decir que 'sanseacabó', que eso era todo por hoy...

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Así de breve, precisa e intensa fue la actuación de Cheap Wine y así de mal se gestionó y aprovechó su presencia en Alcalá de Henares. Si me equivoco, que me lo aclaren.

Patidifuso y con cara de circunstancias tras este desagradable sorpresón le di las gracias y le deseé toda la suerte del mundo al lisérgico Mathieu Devillers en mi inglés de Intermedio1, me puse la bufanda y salí a toda prisa de la sala intentado alejarme lo antes posible de mi pequeña decepción. De camino a casa miré la hora en el móvil. No llegaba a la una y media y ya había gente que iba moco por la calle... Ante este panorama, ¿Sabéis lo mejor que pude hacer? Volverme al refugio del hogar para finiquitar un acrílico sobre el Expresionismo Alemán mientras sonaba en modo bucle el 'Blackstar' de Bowie… Que sin duda me rentó más.


Con Dios.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Cosmosoul en directo o el último concierto del año o los blancos no saben bailar ¡pero qué bien se lo pasan los condenados!:

De una de estas tres formas podría titular esta humilde crónica sobre el sorprendente concierto que se marcaron los señoritos (y señorita) de Cosmosoul este pasado viernes 11 de diciembre en la Egolive de Alcalá de Henares.


Vayamos desordenadamente por partes. He dicho el último concierto del año por una sencilla razón: a partir de ya mismo no se me va a ver en ninguna sala o concierto porque de aquí en adelante y con las fechas navideñas que se nos vienen encima lo que le gusta a servidor, llámenle raro, es estar bien recogidito en casa con la familia y con un generoso surtido de alfajores y roscos de vino a mano de esos que hacen bola en boca... maravilloso.

Al lío, el concierto. Las doce de la noche fue la hora mágica. La hora en que sonaba el "Never Too Much" de nuestro querido Luther Vandross. La hora en que cinco artistas de cinco países distintos reunidos en Madrid se dieron la mano para ofrecernos un recital de los buenos. De Soul se puede leer en muchos sitios, pero creo que eso es quedarse cortos. Muy cortos. Una instrumental dio inicio a la revisión de los dos únicos discos hasta el momento de la banda: 'Sunrise' (autoproducido en 2011) y 'Terra' (crowfunding mediante en 2014). Discos repletos de matices y detalles que en vivo y en directo me sorprendieron gratamente pues, a decir verdad, hasta entonces lo poco que había escuchado de ellos me hacía presuponer una noche de corte más americano y tradicional, es decir con Soul y R´n´B a tutiplén... Y lo que me encontré fue un derroche de creatividad y mezcolanza que se agradece una barbaridad en estos tiempos tan homogéneos y aburridos.


Por un lado, gracias a canciones como "Heartbeat" o "Powerful" tenemos un sonido a las teclas (cortesía del napolitano Sergio Salvo) que me recordó un montonazo a lo que hacía Tobby Smith en la primera época de los Jamiroquai. Un sonido elegante muy propio de la escena Acid Jazz británica. La semejanza con The Brand New Heavies o Incognito es algo inevitable. Comparación que no se queda en la apariencia sino que va más allá pues es justo decir que los estándares de calidad de Alana Sinkey (originaria de Guinea-Bissau y nacida en Portugal) en cuanto a composición propia y voz apuntan muy alto.

La gente empezaba a mover arrítmicamente el cuello para luego pasar a agitar las cabezas con cierto criterio métrico cuando sonó "Warrior", un tema como dirían algunos ilustres más 'Contemporary R&B' que en la versión estudio cuenta con la colaboración de El Chojín al rapeo y que, personalmente, agradecí su ausencia en directo.


La noche tuvo varios momentos. Uno de ellos fue la interpretación de "Faith", canción necesaria donde las haya. 

Había momentos para la introspección, el espacio y la calma... Momentos que el respetable aprovechaba para gritar lo guapa que era la cantante y berrear otras cosas. Son las cosas de la vida son las cosas del querer.


Un detalle distintivo de esta banda (y van unos cuantos) es que gran parte de las letras están compuestas en portugués. Un idioma inusual para este tipo de música en este país cuyo resultado es, de verdad, sobresaliente. "Minha Terra" o "Felicidade Pura" son ejemplo sonoro de la inutilidad de las barreras, muros, fronteras o cualquier otro elemento vertical de separación que se les antoje.

El aroma a incienso reinaba en el ambiente, Alana estaba descalza, el bonaerense Abel Calzetta hilaba finísimo con la guitarra cada vez que tenía oportunidad... 


Y no podíamos quedarnos sin mencionar otra de las innumerables muestras de conocimiento musical que atesoran los buenos de Cosmosoul. La verdad, es que no incorporan elementos de coplas o habaneras porque no les sale del alma, que si quisieran ya os digo yo. ¿Qué más nos falta? Pues un poquito de World Music en abstracto, concretada en herencia africana y Afrobeat del bueno con "Loni Itumo". Ejercicio de respeto a los valores y ejercicio de profesionalidad y saber hacer del nigeriano Akin Onasanya y del bajista Manunel Pablo Sanz. Solidez, profundidad, cuerpo...


Tras el fin, unos breves acordes del "Iron Man" Black Sabbath (te cagas) y vuelta al tajo con un par de bises entre los que se hallaba una cuasi-discotequera y acelerada versión del "Could You Be Love" del único e incomparable Bob Marley. 


Cosmosoul son para contárselo a tus amigos. Y tú... ¿A qué esperas?

martes, 10 de noviembre de 2015

Ángel Stanich y la danza de la lluvia:

Se dice que antiguamente los indios realizaban danzas en círculos alrededor de una hoguera para invocar la llegada de las lluvias para que regaran sus campos… Pues bien, Ángel Stanich hizo el pasado sábado algo parecido en la Sala EgoLive de Alcalá de Henares.


El concierto lo comenzó subiendo al escenario él solo con la única compañía de su guitarra para empezar a tocar los primeros acordes de Amanecer Caníbal. A medida que iba avanzando la canción fueron subiendo escalonadamente el resto de su banda para transformar este comienzo acústico en eléctrico. Al final de esta canción, ya pudimos observar a todos los cuatro componentes de la banda tocando en un perfecto círculo (como los antiguos indios) alrededor de la batería su particular “danza de la lluvia”, que invocaba a la buena música en esa noche de noviembre. 

Después de dos o tres temas para ir calentando el ambiente, Ángel Stanich tocó un tema de su segundo “medio álbum”, Mojo. Un tema que resume las principales características de su estilo musical: una voz muy, muy, muy personal y una mezcla de estilo Country-Folk (como él mismo hace referencia a uno de los padres de este estilo en esta canción: Robert Johnson) con unas letras llenas de diferentes imágenes que nos llevan desde los desiertos de México hasta las calles norteamericanas plagadas de gangsters. 


 Avanzaba la noche y una canción que merece un aparte es su místico Jesús Levitante.  Un tema que coquetea con la Psicodelia y cuya letra intentaba explicar el cantante antes de empezar a tocar el tema, ya que se aleja radicalmente de su habitual estilo con referencias a Jesucristo.

El Outsider y Miss Trueno ´89 hicieron cantar al público que allí se dio cita. En Camino Ácido, además contó con la colaboración en los teclados de la mitad masculina de los Idealipsticks: Jave Ryjlen. El propio Stanich comentaba que estando tan cerca de la ciudad de esta banda (Guadalajara) no podía dejar pasar de largo esta oportunidad.


Para el final del concierto, pues como manda esa ley no escrita de los conciertos: lo mejor del repertorio.  'Cegados por el sol / el cielo es de vinilo / Manolo Caracol se enciende un cigarrillo...' (Mezcalito) Con esta letra y un ritmo que nos lleva a las bandas sonoras de las películas del Oeste, Ángel Stanich empezaba a cerrar su gran actuación en Alcalá de Henares. Antes de la última canción, Stanich bromeaba con el público diciendo que le faltaba por tocar una canción. Todo el mundo sabía que era Metralleta Joe, el símbolo de su primer disco ('Camino Ácido') y tal vez su tema más conocido. Con este tema, el gran jefe indio Stanich puso a bailar la danza de la lluvia a toda la sala y se despidió de ella al grito de: ¡Metralleeeeeeta Joe!



Artículo firmado por: José Ángel.

sábado, 24 de octubre de 2015

Una de esas joyitas: 'Meet The Residents' de The Residents.


Esta carátula de 1974, que podría salir perfectamente en nuestra sección de Peores Portadas, esconde dentro uno de esos trabajos discográficos pioneros de verdad. Herederos a su vez del ruidismo decimonónico de Luigi Russolo y de las innovaciones de Cage-Stockhausen-Ligeti, The Residents y su primer LP titulado 'Meet The Residents' se adelantan un par de décadas a NIN, Beastie Boys y demás luminarias de la modernidad. Eclecticismo y complejidad se dan la mano en un álbum repleto de collages musicales, hipnotismo, vanguardia contemporánea llevada al Pop, preludios de sonido industrial, Jazz, un poco de Psicodelia, magia y finalmente, un discazo. 


"Let the strangeness wear off through a couple of plays..."

domingo, 18 de octubre de 2015

SEX MUSEUM en directo - viernes 16 de octubre- Sala EgoLive:


"El tren que pasa una vez ya nunca volverá"... No sé cuántas veces he podido escuchar y leer esta expresión -en sus múltiples variantes- a la hora de hacernos recordar que la vida es breve, que las ocasiones se dan una vez en la vida, que hay que ser valiente y tirar para adelante... Un mogollón de veces. O más. Pero este pasado viernes 16 de octubre tuvo lugar una de esas maravillosas excepciones y pude quitarme, por fin, esa espinita clavada que llevaba dentro desde mediados de los 90 y que consistía en no haber visto aún en directo a los madrileños Sex Museum.


A mediados de los 90 yo estaba que no cabía de gozo con la tienda de música Tipo de la Calle Mayor. Podía ir dos o tres veces a la semana y regresar a casa con esa bolsita verde y luego morada -o al revés- cargada de buena y diversa mercancía sonora: Saint Germain, Beastie Boys, Los Fresones Rebeldes, The Black Crowes... Y nada de Sex Museum ¡Cachislamar! ¡Y mira que por aquella época sus discos estaban en los estantes y sonaban en Radio a tutiplén!

Pero no hay que preocuparse, porque como yo creo en las segundas oportunidades y en el destino, al final ese tren al que hacíamos mención al principio tuvo a bien regresar para hacer otra parada. En esta ocasión no me cogieron desprevenido y me pillé un ticket -como diría el bueno de Yosi- en la estación de la Sala EgoLive, un sitio en el que al entrar puede estar sonando a todo volumen el "Beck´s Bolero". No digo más. Y encima se trataba de un concierto que celebraba los 30 años de existencia de Sex Museum. ¿Podría ser todo más redondo? 


Empezar con "I´m Falling Down" es saber que el público va a meterse, yendo en fila india y sin rechistar, en tu bolsillo desde el primer momento y hasta el fin de la noche. Miguel 'Caderitas' Pardo no especuló con el tiempo ni con las canciones y empezó a sudar desde el primer momento en que pisó el escenario. Es de agradecer la entrega y dedicación, el vivir, de músicos que podrían estar ya de vuelta de todo. Es una lección de trabajo.



No sé si es que llevaba un mes o así sin ir a un concierto pero todo me sonaba muy pleno, muy potente. Vivo. La prueba es esa unión espuria entre Deep Purple y los Beastie Boys que se cascaron poco después. Escuchar esa bastardilla de "Smoke On The Water" y "(You Gotta) Fight For Your Right (To Party)" con el bajo de Javi Vacas y Roberto Lozano es lo más parecido a ser brutal y despiadadamente coceado por una mula vieja. Lo siento pero no se ha ocurrido otro símil más gráfico. Potentísimos.


Entre medias se nos fueron cayendo temazos como "Black Mummy", "Circles In The Sand""Wassa Massa", constantes parabienes a Deep Purple por parte de Marta ‘Lord’ Ruiz, “Flying High”, “Where I Belong”, una musculosa versión del "Have Love, Will Travel" de The Sonics, recuerdos de la infancia y chascarrillos sobre el pedal fuzz de Mark Knopfler, ajustes de cinturón, posturitas fotogénicas que no pude/quise captar ya que estaba dando buena cuenta de mi cerve, llamaradas guitarreras a cargo de Fernando Pardo… 




Retirada en falso a los camerinos y al parpadeo vuelta al redil. Custodiados desde lo alto por la bola de espejos de la sala, Sex Museum sacaron su vena más calentorra y Disco-Rock con “Danger! High Voltage” de Electric Six para ya finalmente dar la puntilla con “Voodoo House”, un tema propio que revisando la información apareció en el disco ‘Independance’ de 1989… ¡1989 Dios mio! ¿Pero habéis visto cómo suena? ¡A clásico inmortal! ¡Y son de aquí! ¡Y no tienen el nombre en una calle o un monumento! Ni Rosendo... Tiempo y paciencia, señores.


Tras el último chimpún revisamos las fotos, los apuntes, recogemos los bártulos, apuramos el último trago y nos ponen "Lookin´ At You" de MC5... ¡Maldito sea el pincha!

viernes, 31 de julio de 2015

Una de esas joyitas: Steve Hackett -'Voyage Of The Acolyte':


Si se me permite he de decir que, fuera del ámbito musical y para empezar, hay una cosa que está clarísima: la portada de este disco es en mi opinión el ejemplo más rotundo de esa expresión típica que sueltan las abuelas y las madres cuando ven a sus muchachillos con el alma por los suelos (por múltiples razones que ahora no vienen al caso) y que viene a decir que lo verdaderamente importante y lo bueno se encuentra en el interior de cada uno. ¿Me equivoco?

Si se me permite he de decir que, ya dentro del ámbito musical y para continuar, una discográfica multinacional se puede encargar de contratar al más moderno e irritante genio de la fotografía, de la ilustración o del diseño, se puede esmerar con una edición 'digipackdeluxe' con múltiples desplegables, postales de recuerdo, suculentos extras y demás fruslerías que da igual. Da igual. Si al final de todo resulta que lo que estás escuchando no es lo que te esperabas, nada podrá enmascarar la decepción reinante en tu habitación.

Eso nos ha pasado unas cuantas veces: un empaquetado exterior precioso y dentro un bodrio de sonido. Pero ojo, también al revés: una estética la-men-ta-ble (por mucho que la portada sea creación de tu mujer, la artista gráfica brasileña Kim Poor, y resulte ganadora del premio a la mejor portada de 1976) y en el interior unas canciones que te dejan patidifuso… Tal y como me ha sucedido recientemente con Steve Hackett y su debut en solitario de 1975 titulado ‘Voyage Of The Acolyte’.


Todo el mundo sabe que soy un entusiasta del Progresivo, pero eso no significa que me meriende todo lo de ese mundillo sin ton ni son. Por ejemplo, aún hay alguna que otra pieza de este género que no acaba de encajar en mis oídos como los ELP (muy virtuosos ellos), Pink Floyd (obviando sus discos totémicos me atrae más su etapa psicodélica ¡qué se le va a hacer!) o los Genesis de Peter Gabriel (tan crípticos que se me escapan)…  Y ahí es donde entra a jugar este tipo de álbum para hacer saltar la banca y romper mis esquemas una vez más.

Aviso a los fans de los trabajos en solitario de Steve Howe y demás maestros de los maratonianos y ultrasónicos punteos: escuchar 'Voyage Of The Acolyte' significa enfrentarse a un disco atípico tratándose de la obra en solitario de un guitarrista de Rock Progresivo. No hallarás nada de egos desmedidos y solos de guitarra aún más desmedidos. El instrumento de Hackett no destaca en absoluto entre la maravillosa conjunción de arte que se desparrama a lo largo del minutaje del álbum. Eso sí, hay mucha creatividad y mucho talento suelto: Mike Rutherford, Phil ‘chicoparatodo’ Collins, la hermanísima Sally Oldfield, el ex-Roxy Music Johnny Gustaffson y otros músicos de contrastado nivel que hacen que el resultado global sea brillante, majestuoso, épico, conmovedor, monumental, bla bla bla y así ad infinitum.

Este finísimo trabajo, pese a ser bien recibido por el público y por la crítica, no pasó por su época con toda la gloria y el esplendor que se hubiera merecido. No es de extrañar: la industria musical iba a toda pastilla, la competencia artística era feroz, el tirón Genesis seguía haciendo complicado el llevar asuntos propios paralelos a la banda madre, ya no estamos hablando de inicios de los 70 en cuanto a aceptación del Rock-Progresivo (los británicos son unos cainitas muy de modas y en el horizonte musical de 1975 ya se empezaba a asomar una cosa llamada Punk) y para finalizar de una vez por todas con la retahíla de adversidades, nuestro álbum no incluía entre su listado un pelotazo como tal. Pero no hay que preocuparse por estas cosillas, porque el tiempo pone cada cosa en su sitio y poco a poco ‘Voyage Of The Acolyte’ se ha ido revalorizando en todo su conjunto. Si te atreves a darle al 'play', verás cómo Steve consiguió su propósito: soltarse, liberarse… Viajar con la música. Y verás cómo te arrastra con él.

‘Voyage Of The Acolyte’ presenta momentos cumbre verdaderamente impresionantes. Son difíciles de seleccionar porque se tratan en su mayoría pinceladas, breves pasajes e interludios que transmiten una belleza de una monumentalidad casi áulica. Así es el caso de las instrumentales "Hands Of The Priestess I y II"  y de la gozosa sucesión conformada por “The Hermit” + “Star Of Sirius” (bendito vibráfono) + “The Lovers”, una comunión de composiciones que se encuentra a un nivel al que muy pocos coetáneos pudieron llegar. 
Otro acierto del álbum es que posee un gancho especial. Desde los primeros compases hay algo que hace que te quedes pegado y atento hasta el final de la obra, que tiene como cúspide y cierre a “Shadow Of The Hierophant”. Quieta tensión, magnético encanto. Recomendadísimo vamos.





Jamás dejaré de asombrarme ante lo que me rodea. Creo que en ese aspecto soy afortunado. Siempre estoy como un niño chico. La inmensidad del universo, de este mundo, de la música… ¡Buff!  Me relamo pensando lo que aún queda por descubrir.