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jueves, 24 de mayo de 2012

Colosales los Motorpsycho... El concierto de Madrid - 23 mayo - 2012:

Ayer mismo tuve la oportunidad de volver a asistir a una de las mayores celebraciones y odas al ruido (por favor entiéndaseme bien el concepto como sinónimo de vida) que uno pueda tener la suerte de presenciar: ¡Un concierto de Motorpsycho!


Y afortunadamente, por lo que parece, son bastantes las personas que también saben de lo que son capaces nuestros noruegos favoritos… Así que aunque todo en un principio pareciera ir en contra: era miércoles, día entre semana, se abrían las puertas prontísimo a unas horas que no deberían (a las 7:30 de la tarde), y la crisis económica haga que nuestros bolsillos estén bastante menguados, la gente no se quiso perder el conciertazo.

Llegamos prontísimo a la Sala Arena, con mucho tiempo de sobra. Nunca aprendo, pero lo cierto es que se agradecía ya que el tiempo primaveral y el ambiente en Madrid hacían que la tarde fuera inmejorable…

Ya dentro de la sala me reencontré de nuevo con Juan Carlos, el compi de la UAH con el que coincidí por vez primera en el concierto que Motorpsycho hizo el año pasado y con Nano Cañamares, que es un tío la mar de simpático y además polifacético: es el gran baterista de Moongardening Inc (banda que no nos cansaremos nunca de escuchar, de ver en directo siempre que podamos y de recomendar a todo el mundo) y también uno de los promotores del concierto.


Los encargados de abrir la tarde fueron los chicos de El Páramo, un cuarteto madrileño que lleva ya unos cuantos años juntos y que se emplean con saña en esto del Stoner de corte clásico e instrumental. 
Me gustó muchísimo el planteamiento musical de esta gente, porque además de toda esa retahíla de atributos que se consideran propios del género como la contundencia, la aridez, el ir a piñón y tal, resulta que los músicos de El Páramo poseen tal dominio sobre sus instrumentos que son capaces de dar rienda suelta a ese espacio de libertad sonora tan necesario y valorado que hizo que servidor pudiera cerrar los ojos y dejarse llevar tranquilamente por entre los largos pasajes de sus temas.

El Páramo terminó su tarea y yo regresé de nuevo a tierra. Cambio de instrumentos, últimas pruebas de sonido… Hicimos un descanso y fuimos hacia la barra a por algo de beber pues sabíamos que en cuanto los de Motorpsycho cogieran sus cacharros y empezaran el show íbamos a necesitar algo con lo que hidratarnos… 
Charlamos un poco de música y me apunté la recomendación que me hizo Juan Carlos de The Cult, una banda de la que me han hablado muy bien pero que todavía no he llegado a conocer y poco después nos acercamos al escenario pues empezaba lo bueno:


Los de Trondheim iniciaban en Madrid su gira española para presentar su último y grandioso trabajo titulado ‘The Death Defying Unicorn’. Un álbum doble que ya desde las primeras escuchas califiqué como el ‘Escalator Over The Hill de los noruegos’, haciendo referencia a la obra de Carla Bley, y es que la amplitud de miras y la capacidad creativa de estos tipos no conoce límites, yendo siempre un paso más allá… No se puede describir como Rock, Progresivo, Stoner, Jazz o Clásica… Es simplemente MÚSICA.



Para esta escala en España los de Motorpsycho (o por lo menos en su parada en Madrid) no pudieron contar con la presencia y colaboración del teclista Ståle Storløkken, invitado y pieza clave para el desarrollo de 'The Death Defying Unicorn' debido a problemas de fechas, así que lo que Bent, Snah y Kenneth decidieron fue hacer un repasito a su extensa carrera discográfica para después interpretar alguna que otra pieza de su reciente creación.

No me voy a parar en detallar todos los temas que tocaron porque esa es una tarea imposible. Como suele ser costumbre en esta gente, no hubo prácticamente interrupciones entre un tema y otro, pues todo era parte del mismo discurso que fluía a una velocidad de vértigo, como una especie de orgía sonora expansiva…


A mi no me cuesta reconocer que soy de esos que se lo pasa pipa haciendo como que toca la guitarra (más concretamente el bajo, que ese es el instrumento que me mola), y por lo que se ve al compañero de la universidad le va lo de hacer de guitarrista, así que desde aquí le propongo que en el próximo concierto que veamos de Motorpsycho hagamos como ellos y... ¡demos espectáculo!

Ahí tenéis una prueba gráfica de Snah experimentando un viaje astral y flipando en colores
(¡a saber lo que llevaba la taza de la que bebía entre canción y canción!)

Aproximadamente durante las tres horas (no suelo estar mirando el reloj cuando me lo paso bien) que duró el concierto a los Motorpsycho se les vio más frescos que en la última ocasión, sin los problemas anteriores (la clavija de la guitarra que se le soltó a Snah, la baqueta que salió volando de Kenneth o el molesto exaltado que subió al escenario…) Además, se notaba que venían con ganas porque lo dieron todo, de principio a fin. Si hubiera dependido de ellos, unas cuantas canciones más sí que se habrían marcado, pero el local tenía a continuación otra serie de malditos compromisos y no hubo tiempo para bises…

De diez la actitud e intensidad de los noruegos.

Al finalizar el concierto, las caras del respetable (que tuvo un comportamiento y una implicación genial) se miraban unas a otras como extasiadas, desencajadas y en su mayoría reflejaban en su expresión lo siguiente: ‘¡Fuá chaval, qué pasote!’, porque eso es en realidad lo que fue…


En fin, que fue un auténtico placer verles en acción de nuevo, que me alegro que tocaran una de mis canciones favoritas “Year Zero” y que ya tengo ganas de que regresen con otro artefacto sónico de los suyos… ¿El año que viene tal vez?

miércoles, 7 de marzo de 2012

Esas canciones que emocionan, estremecen y... (II)

De los noruegos Motorpsycho ya he hablado más de una vez aquí. Es una costumbre que seguiré teniendo ya que es muy sano eso de hablar de los grupos que te llevan en vilo cuando los pones en tu equipo de música a todo volumen.

Pues bien, este año han sacado un nuevo disco, titulado 'The Death Defying Unicorn' y que todavía no he podido escuchar completamente, pero no pasa nada porque tengo entendido que dentro de un par de meses vuelven de visita a Madrid, así que no me los perderé por nada del mundo... Mientras tanto ahí dejo esta tremenda canción:



"...Beautiful, beautiful emptiness..."

martes, 19 de abril de 2011

Moongardening Inc. y Motorpsycho / El Sol / Sábado 16 abril / 2ª Parte:

"El ruido nos devuelve a la vida" : Esta frase se atribuye a Luigi Russolo*, uno de los más grandes representantes del Futurismo italiano y un visionario de la música allá a principios del siglo XX ¡Y tenía más razón que un santo!


Tras el espectáculo de Moongardening Inc. y su recogida de bártulos, tocó hacer un breve intermedio hasta la llegada de nuestros noruegos favoritos. Como todavía quedaba un poco de tiempo y seguía haciendo calor me fui, como mandan los cánones, a por la segunda cerveza. El compañero de medicina de Alcalá me había guardado el sitio en primera fila y al regresar de la barra del fondo empezaron, esta vez sí, los Motorpsycho: Primero los dos miembros originales y fundadores –los sempiternos Bent Saether y Hans Magnus Ryan al bajo, guitarras y voces-, e inmediatamente después el alto y desgarbado Kenneth Kapstadt a la batería.

Los que han estado al tanto de este blog han visto que en los últimos tiempos he hablado bastante de esta banda. Esto se debe básicamente a que me han calado hondo y de forma especial, aunque he de reconocer que todavía no soy un seguidor tipo "veterano de Vietnam" como lo era mucha de la gente que por allí se paseó. De hecho, de su abultada discografía únicamente tengo 5 discos: "Let Them Eat Cake" -2000-, "It´s A Love Cult" -2002-, "Black Hole/Blank Canvas" -2006-, "Little Lucid Moments" -2008- y "Heavy Metal Fruit" -2010- que es justamente el que iban a presentar aquella noche.
Por lo tanto podría decirse que iba a asistir a este apabullante concierto prácticamente a ciegas. Pero eso sí, sin ningún tipo de miedo ante lo que me iba a encontrar o cohibido por encontrarme fuera de lugar. Muy al contrario, estaba con muchas ganas de ser sorprendido, porque de vez en cuando hay que asomarse al vacío, a lo inhóspito y dejarse llevar...

Una fuente totalmente fiable, Manuel Torreiglesias, dice que todas esas sensaciones y emociones generan una serie de sustancias que son muy buenas para el corazón al igual que lo son la verdurita y hacer un poquito de deporte diario. Si mi abuela le cree a pies juntillas… ¿Por qué yo no?


Pocas veces he disfrutado tanto de un concierto en el que no me sabía o tarareaba todas las canciones del grupo o artista, y tampoco cayó ninguna de mis favoritas –hasta el momento- de la banda como por ejemplo lo son "Year Zero", "Before The Flood" o “The Other Fool”. Pero qué más da todo eso cuando te disparan a quemarropa trallazos como "No Evil" o uno de los temas más interesantes de su último trabajo: El monumental y apoteósico "Starhammer", que tarda en arrancar pero que merece muchísimo la pena pararse un rato a escucharla:





Ante semejante arsenal uno queda descolocado, indefenso y sólo puede hacer una cosa. Sólo una cosa: ¡Flipar en colores!
Ahí, en primera fila y atrapado por los mágicos sonidos y el ambiente general a veces me dio la impresión de estar en una especie de Woodstock de formato reducido y bajo techo -a esta creencia ayudó mucho la presencia de unos cuantos señores que molaban un huevo, de unos “taytantos” años, que peinaban largas y canosas cabelleras y que se movían como David Crosby puesto hasta las trancas de cualquier sustancia alucinógena-.





Ahora por favor, vamos a hacer un pequeño ejercicio mental. Recordad por un momento ese día en el que estuvísteis en el concierto más guapo de vuestras vidas... Y decidme: ¿Qué os entraba en aquél momento por el cuerpecito cuando cerrábais los ojos y os dejábais arrastrar? Digo esto porque supongo que seréis de los que cierran los ojos en los momentos clave de un buen espectáculo ¿verdad? Me refiero a momentos como ese soberbio solo de guitarra que te dejó noqueado, esa grandiosa explosión instrumental o ese breve instante en el que tras alcanzar la cumbre, el volúmen bajó de intensidad y te dejó inmerso en un estado similar al de la ingravidez o al del trance...

Ya me responderéis cuando sea.
En mi caso me sentí más a gusto que en brazos. No puedo ser más simple, gráfico y llano.


Tras esta ida por los Cerros de Úbeda sobre cuestiones personales e individuales, lo que está claro es que una de las cualidades más evidentes de Motorpsycho es, como ya comenté otra vez, esa capacidad para crear con su sonido ambientes y mundos fantásticos a los que recurrir de vez en cuando, con tan sólo darle al "play", para volar y escapar de este cada vez más vulgar y agobiante mundo.

Musicalmente el concierto del sábado fue de lo más compacto, sólido y sin fisuras que he visto. Hubo situaciones accidentadas como cuando el cable de la guitarra de Ryan se soltó durante unos segundos al inicio de “No Evil” o cuando a Kenneth se le escapó una baqueta… Pero aquello no fue nada que la experiencia y la habilidad no pudiera solventar con tranquilidad y aplomo.


En otro orden de cosas, pese a las burlas que he sufrido alguna que otra vez por parte de un buen amigo mío, reconozco que el bajo eléctrico es mi instrumento favorito. Desde que tengo uso de razón me he fijado en maestros como Jack Bruce, John Entwistle y Chris Squire. Creo en él, en su versatilidad y en su peso específico dentro del Rock, y si tuviera alguna aptitud musical me dedicaría a este instrumento… Por fortuna, existen músicos como el zocato de Bent Saether, que con su demostración del sábado reforzó aún más toda la fe que tenía puesta sobre las cuatro cuerdas.
Conocía la habilidad de Bent con el bajo dentro de un estudio, pero el sonido que saca en directo es notablemente superior. Presenta todas las cualidades que admiro en un bajista: es dinámico –domina la melodía y los registros suaves propios del Jazz, los duros muros de acordes, dobla a la guitarra,…- y es sólido y constante. Algo importantísimo. Porque como dice mi padre, que de chaval era baterista: “En una banda de Rock sólo te puedes fiar de dos personas: el bajista y el baterista, ya que mientras el cantante y el guitarrista solo pensarán en las chicas y te la acabarán liando, nosotros somos los únicos que estaremos ahí pase lo que pase. Siempre".


Ryan lo bordó con su guitarra y las ondas de sonido que creaba con los efectos de pedal. Siempre me pareció muy complejo el empleo de este tipo de herramientas, pero la verdad es que viéndole parece pan comido.
Otra de las dudas que siempre me han entrado cuando veo en directo a un trío formado únicamente por Guitarra-Bajo-Batería es cómo solventarán el problema que se crea con la ausencia de las guitarras dobladas y del resto del acompañamiento instrumental que hayan empleado en el estudio –teclados, vientos, cuerdas y demás-, pero como ya comprobamos todos los asistentes en la versión en directo de “Starhammer”, ese mastodonte sónico y los teclados que recuerdan a "Fripp and Co". fueron resueltos de forma impecable.

Un pequeño detalle que me gustaría destacar es que Motorpsycho tiene también el mérito de haber sabido mantener y transmitir ya en pleno siglo XXI esa mística y aura de grandeza que ha rodeado siempre al formato musical conocido como Power-Trío. Una formación muy característica que encontró su hábitat natural de expansión a finales de los 60, y que contó con figuras inolvidables para la Historia de la Música como Cream o The Jimi Hendrix Experience.
Otro tanto que apuntar a estos noruegos.

Y no, no me olvidaba del corazón de la noche, del motor de la máquina… ¡Kenneth Kapstadt!
Si alguien intentara hacer en su casa algo similar a lo que hizo este chico en El Sol, el resultado al día siguiente sería estar con los brazos escayolados y con fracturas múltiples en los dos brazos porque… ¡Qué manera tan brutal de tocar la batería durante aproximadamente dos horas sin parar! ¡Qué firmeza y contundencia! ¡Qué coordinación para ser un mostrenco de unos dos metros y brazos infinitos! Pero es esa sensibilidad Jazz latente en su interior la que en mi opinión marca la diferencia entre los bateristas: En el mundo del Hard Rock o el Heavy por ejemplo los hay que son contundentes –a veces demasiado- pero es que suenan metálicos y fríos como una caja de ritmo. Sin embargo, si poseen ciertas nociones de música negra siempre es un plus. Esos rescoldos calientes se notan en las baquetas y en los parches…


Pero lo dicho, que impresionante el trabajo realizado por Kenneth. Ahí arriba le tenéis en plena faena. No se le ve la cara, pero tampoco importa mucho porque entre la geta de concentración que gastaba y que tampoco es muy allá..:)


Moongardening Inc. Y Motorpsycho, Motorpsycho y Moongardening Inc. Una gran noche que me ha encantado recordar…

Ojalá se repita.




__________________________________

* Un verdadero personaje del que hablaré próximamente.

domingo, 17 de abril de 2011

Moongardening Inc. y Motorpsycho / El Sol / Sábado 16 abril / 1ª Parte:

“It don´t mean a thing if it ain´t got that swing”: Esta frase se atribuye a Duke Ellington ¡y la verdad es que el maestro tenía más razón que un santo!


Ayer mismo tuve una ración extra de buena música con Moongardening Inc. y Motorpsycho. La cita fue en la sala El Sol, el sábado a las 21:30... Sí, sí, ya sé que juuuusto a esas horas se estaba celebrando uno de los acontecimientos más grandes de la Historia: "El Partido". ¡Pero qué queréis que os diga compañeros! Pues que de "Clásicos” y “Partidos del Siglo" nos vamos a hartar todo este mes, mientras que a Moongardening Inc. tenía ganas de verlos en directo y a los noruegos lo mismo, que vete tú a saber cuando les da por volver a pasearse por estas tierras.
Era el momento. Now or never. Ahora o nunca. O iba a Madrid o sabía que algún día, más tarde o más temprano, me iba a arrepentir.

Y arrepentirse está muy feo.

Como suele ser ya habitual, cuando una de las bandas o artistas que me gustan viene a tocar por aquí cerca siempre intento que algunos de mis amigos y amigas vengan conmigo. Para ello empleo una táctica de acoso y derribo que no sé si vosotros habéis hecho: ¿Aquello de estar varias semanas seguidas bombardeándolos con vídeos de Youtube, canciones, reseñas, entrevistas y demás? Pues nada, que siempre acaban dándome largas. Sutilmente, eso sí…
Debido a esto, lo normal es que casi siempre haya acabado optando por no acudir a ese determinado concierto, pero este año la cosa ha cambiado. Mi cabeza ha cambiado, y si no quieren venir ¡Ellos se lo pierden! Yo desde luego me apuntaré a todo lo que pueda.

Tras la ya habitual clavada de “la Conti”, salí de Alcalá de Henares pensando que me iba a encontrar un concierto más bien desangelado debido a una serie de factores como son el que Motorpsycho es un grupo con un número de seguidores no muy amplio por aquí, que la Semana Santa se nos venía encima y que "La Pachanga" siempre atrae a la gente al calor de los bares o de los sillones de casa con esas patatuelas, mejillones en escabeche y sus Mahous tan fresquitas.
Afortunadamente no pude estar más equivocado y la entrada a la sala estaba bastante concurrida. ¡Así da gusto! Y yo que iba con el temor de presentarme ante un desierto ¡Pero qué va! Menos mal que Madrid, que es muy grande y hay de todo, también tiene hasta gente especialita, rara y con tan buen sentido para la música.
La verdad es que todo tiene sus pros y sus contras. Es cierto que cuando a un concierto va poco público se evitan los engorros que suceden cuando hay mucha gente y se te cuela en la sala algún impresentable -del que no voy a hablar- como fue el caso de ayer, pero también lo es que los aplausos, gritos y alabanzas de los presentes rompen siempre la frialdad inicial del ambiente y los músicos suelen devolver ese agradecimiento en forma de una entrega mucho mayor... A esto la gente moderna le llama feedback, pero como disfruto con los rodeos y circunloquios, doy la versión larga.

Por cierto, en la fila a la hora de entrar conocí y me junté con un chico que estudia Medicina en Alcalá. Y ahí que pasamos el rato de espera charlando de música -de lo geniales que suenan los Motorpsycho, de los malditos precios de los discos de los Beatles, del submundo de las reediciones, de los festivales que empiezan a surgir con el buen tiempo...-. Algo que siempre se agradece.


A lo que íbamos: Tras caer la primera cerveza -es que hacía mucho calor- empiezan Moongardening Inc. Una banda que se define musicalmente en su Myspace como Folk-Rock, Nu-Jazz y Psicodelia. Muchas veces, cuando leo en las páginas de los grupos estos apartados pienso que debe ser obligatorio el rellenar esas casillas y que algo había que poner, porque de verdad que la propuesta de esta gente -más allá de lo que pueden indicar una serie de etiquetas a veces inconexas- es una propuesta articulada, compacta y que llega a nuestros oídos ya totalmente conformada. Con un sentido muy claro a la hora de hacer las cosas. Vamos, "con personalidad propia" como dicen en las revistas musicales cuando no se les ocurre añadir mucho más…
Su música es valiente, audaz, despreocupada por los convencionalismos y la homogeneidad de la escena actual, pero no por ello cometen el error de caer en excesos y pretenciosos barroquismos hasta llegar a lo inaudible. Más bien al contrario, responden a todo ello con dosis de calmada belleza musical, y algo de electricidad, que tampoco viene mal.


En el panorama nacional he visto pocas bandas que me llamaran tanto la atención en tan poco tiempo. Fue a principios de este año cuando pude escuchar el que es su primer EP titulado "The Green Dog Sessions". Lo primero que captó mi atención fue la voz de Sarah Van Der Meer.
Muy elegante y cálida, muy de cantante de Jazz de las de toda la vida que evidentemente nos recuerda a una de las más grandes, y no, no me refiero ni a Rocío Jurado ni a la Pantoja. Estoy hablando de una señora legendaria, de una dama del Jazz como la agridulce Billie Holiday.
Reconozco que esta especie de comparación son palabras mayores, así que si dudáis de ella ahí tenéis una prueba sonora:


¿Y de la banda qué podemos decir? Pues que pueden ser más suaves y más tiernos que el Día de la Madre o tan implacables como Bud Spencer al enterarse que quieren impedirle comerciar con plátanos, hacer una factoría y un casino cutre con el que enviciar y corromper a los nativos en “Banana Joe”. Espero que me entendáis...


En directo suenan bastante más duros que en estudio, y eso es fenomenal ya que los contrastes suavidad/contundencia -que siempre me han gustado- se hicieron más patentes todavía, aumentó la atracción, el gancho y nos llevaron donde quisieron.
La gente de Moongardening Inc. es además de las más originales que he visto a la hora de la instrumentación. Por ejemplo, en una canción el bajista empleó para su instrumento un arco de violín -algo que ya vi hacer a Jimmy Page con su Les Paul, pero nunca en un bajo eléctrico- logrando con ello un toque efectista que a mi me sorprendió, pero sobre todo efectivo, que es lo que realmente cuenta. Luego, creo recordar que para la canción “Down The Rabbit Hole”, la cantante utilizó el mismo arco pero esta vez ni más ni menos que ¡con un serrucho! ¡Como lo oyen! A ver, veamos… Que levante la mano quien de niño haya cogido el serrucho de la caja de herramientas de su padre o su abuelo para hacer el ruidito ese tan guapo que sale al agitarlo. Más de uno y de dos lo ha hecho ¿verdad? Si, yo también me encuentro entre esos niños que toqueteaban y hacían ruido con todo –el tambor del detergente, el molinillo del café,…- pero me da que no nos salían unos efectos psicodélicos tan majetes e interesantes como los que hicieron ellos.


Por cierto, que no se me olvide los sobresalientes punteos "bensonescos" del guitarrista, las potentes e imparables baquetas del baterista, el colchón creado por los teclados... Brillantes todos.

Y hasta aquí ha llegado la primera parte del concierto. Mañana o pasado finalizaremos con la traca final de Motorpsycho, pero de momento os dejamos con otro de los temazos de la banda que nos ha acompañado hoy Moongardening Inc. titulado "Down The Rabbit Hole":


¡Que guste!

miércoles, 6 de abril de 2011

Los King Crimson del siglo XXI:

A ver, a ver, vayamos por partes… Todos sabemos que King Crimson son históricos, unos titanes insuperables y que cualquier comparación o paralelismo que se haga con ellos suele acabar mal para el contrario, ¡pero me diréis que el titular que he escogido no os ha llamado la atención para empezar a leer!

Volvemos de nuevo a las andadas con Motorpsycho, esa especialísima banda "trondheimiana" -supongo que se llamarán así los ciudadanos de Trondheim y si no es así, pues lo siento en el alma-, que en los últimos tiempos se está convirtiendo en una banda fija en las sesiones musicales que me doy en casa, saliendo de los altavoces de la habitación y rondando por mi cabeza día sí y día también.

Como hemos dicho al principio y siguiendo los consejos del tópico, las comparaciones son odiosas y desagradables, pero si tanto el Rey Carmesí como Motorpsycho tienen algún rasgo o punto en común es esa habilidad o don natural para crear con su música mundos fantásticos, sensaciones y ambientes a los que recurrir de vez en cuando, con tan sólo darle al "play", para volar y escapar de este cada vez más feo y opresivo mundo.

En Du-Dum-Dum ya hemos comentado algunas cosas sobre esta banda y hablado de la grata impresión que nos causaron en su momento discos como "Let Them Eat Cakes" y "Black Hole/Blank Canvas", pero como la afición por Motorpsycho va "in crescendo" y parece que es ya un no parar, aquí venimos con el penúltimo disco que he comprado de esta gente –y digo penúltimo porque tengo que decir que ya viene otro en camino-…

El disco en cuestión fue publicado en 2.008 por Stickman Records y se titula "Little Lucid Moments".


Los que ya hayan escuchado a Motorpsycho sabrán bien que el intrincado asunto de las etiquetas, categorías y estilos no va con ellos debido a que la personalidad y las ganas que tienen de hacer MÚSICA va por delante de esas barreras. Por tanto, con estos noruegos, eso de crear una lista infinita de términos como Space Rock, Stoner, Vanguardia… se convierte en uno de los mayores aburrimientos del planeta. ¡Si es que ya sólo les falta meter en sus canciones un pasodoble o un chotis para tocar todos los palos habidos y por haber!
Aunque eso sí, para aclarar un tanto la cosa, se puede decir sin lugar a dudas que “Little Lucid Moments” es una continuación de "BH/BC", pero algo más ambiciosa y arriesgada tanto en su concepción como en su puesta en marcha ya que es un álbum compuesto únicamente por 4 piezas de larga duración en el que el ahora trío formado por Hans Magnus Ryan, Bent Saether y Kenneth Kapstad da un paso adelante más en busca de un sonido en la que la experimentación, los momentos de improvisación que nos retrotraen al Miles de pelo afro y esa perfecta combinación entre potencia metalera y atmósferas progresivas son los elementos principales que emplean con maestría estos tipos para desarrollar su compleja obra.

Como todos los discos están hechos más para ser escuchados que para ser leídos, voy a terminar con una recomendación: Si tenéis unos 12 minutillos libres, es mejor que en lugar de ver la tele -que últimamente no conduce a nada bueno- por lo menos escuchéis el tema más cortito que aparece en “Little Lucid Moments”. Exactamente en estudio son 11 minutos y 26 segundos que despuntan del resto del trabajo por esa sensación de suavidad, calidez, nocturnidad y tensión casi sexual que transmite la música, aunque luego las letras creo que van por otro lado...
Aquí está el vídeo en directo -mejor a pantalla completa ya que la calidad de audio y vídeo acompaña- del soberbio “Year Zero” :

La próxima vez que aparezcan estos tipos por aquí será para hablar del concierto que harán en Madrid dentro de un par de semanas.

¡Hasta entonces!

martes, 25 de enero de 2011

Motorpsycho / Before The Flood:

Compleja intensidad, emoción, la belleza de lo lírico, un viaje al espacio profundo... Todo eso y mucho más nos ofrecen los noruegos Motorpsycho en "Before The Flood", tema perteneciente a su doble álbum de 2006 "Black Hole/Blank Canvas".
Si habéis tenido un día duro, escuchadlo:


Parece ser que en primavera se van a pasear por la capital del reino. Me da que iré.

jueves, 15 de julio de 2010

Motorpsycho:

Inventivos e inclasificables noruegos, los músicos que se esconden bajo el proyecto Motorpsycho llevan desde inicios de los 90 dando a luz discos de una enorme profundidad que se manifiesta en una variada mezcla de sonido y actitud Rock, Grunge, Indie y Experimental con toques de música más pesada tipo Stoner o similares, Progresivo y Psicodelia.

Pero con el álbum Let Them Eat Cake del año 2000, dejaron fuera su faceta más Hard Rock para dar paso a sonidos más ligeros, ricos, diversos y dispersos pero eso sí, siempre hundiendo sus raíces en la música de finales de los sesenta y principios de los setenta.
Ahora voy a destacar unas cuantas canciones del álbum:

La brillante "Big Surprise", una composición que parece provenir directamente de las mágicas sesiones del Pet Sounds por esos juegos vocales y esa música tan dulce.

"Whip That Ghost", que es por su patrón rítmico y guitarras en cascada, todo un verdadero y muy merecido homenaje a los Allman Brothers y su canción Whipping Post.


Para finalizar tenemos aquí a "My Best Friend", un tema que nos devuelve ecos de las voces del Tin Man de America.

Otras canciones propias que me llaman la atención de Let Them Eat Cake son la acústica y ensoñadora "Stained Glass", y mi favorita y la que abre el álbum, una pieza que gasta originalísimos y majestuosos arreglos orquestales titulada "The Other Fool":



En fin, un gran grupo a tener en cuenta para todos aquellos que gustan de la música de siempre, de toda la vida, pero en la actualidad.

Por lo visto en los últimos años creo que han vuelto por sus fueros más contundentes, como muestra esto, que pertenece al disco del 2006 Black Hole/Blank Canvas, y se llama "No Evil:"