miércoles, 31 de diciembre de 2014

Mi chache, Lorena y la última entrada del año:


Rubén es mi chache, mi hermano. Lorena es su chica. Ambos se fueron el año pasado a Ibiza no a darse unos bailoteos hedo-nihilistas, sino a ganarse las habichuelas. Como antaño. Y lo han conseguido. Les hemos echado de menos pero ya están en casa. Con la familia.


El próximo 2.015 prometo estar más presente y ser más constante con Du-Dum-Dum, no flaquear a las primeras de cambio, mostrarme aún más como soy, quedarme agustito con cada entrada y rondar más las casas de nuestros amigos blogeros.

Sean buenos.

Servidor de ustedes:


domingo, 28 de diciembre de 2014

viernes, 26 de diciembre de 2014

Keith Richards:


Ahí va un dibujito del viejo Keith 
que he realizado para mi señor padre, 
que es un seguidor de los Rolling Stones 
de toda la vida, y espero que le guste 
un montonazo.

martes, 23 de diciembre de 2014

martes, 16 de diciembre de 2014

Juan Zelada o de cómo poner al mal tiempo buena cara:

Una pequeña y desvencijada silla de madera, un teclado al frente del escenario y música de fondo de esa que hace que tus caderas ardan lenta y deliciosamente -Al Green y esas movidas, ¡ya tú sabes hermano!- fue la escena que me encontré al entrar a la sala Egolive el pasado sábado 13 de diciembre. Una escena con la que uno puede adivinar que se va a encontrar con algo especial. Con algo a sabor clásico.


Lo siento muchísimo, pero ya anticipamos que este Blog no va a ser el sitio donde leer de pe a pa la biografía de nuestro protagonista Juan Zelada, pues para ello tenéis su interesante web personal, pero lo que sí vamos a hacer es mencionar y destacar así de primeras el elevadísimo gusto musical que demuestra tener este tipo. Ya que si entre tus artistas favoritos se encuentran por ejemplo tres blanquitos como Billy Joel, James Taylor, Paul Simon y tres negritos como Ray Charles, Stevie Wonder y Doctor John -¡Ah no, disculpas!- pues como que es un dato que te aporta cierta tranquilidad y seguridad a la hora de decidir guapearte en la medida de lo posible, agarrar la cámara y, paraguas en mano, salir de casa y recorrerte a pata toda la ciudad mientras llueve sólo para ir a verle. Y no pasa ni media, créanme amigos, porque la música de Juan Zelada es de esas que consiguen reconfortarte por dentro y que olvides durante un ratito esa nimia pero a la vez agotadora lluvia que nos llevaba tiñendo de gris las calles durante todo el santo día…


Hablando a las claras, la velada de Juan Zelada fue toda una declaración de intenciones. Una medida y sentida carta de presentación de su obra hasta el momento. A lo largo del recital, intercalados con chupitos de algún brebaje espirituoso, sonaron desde su primer sencillo “Breakfast In Spitalfields” -perteneciente a su debut en 2012 'High Ceilings & Collarbones' -la etapa británica con la prestigiosa Decca- hasta su última propuesta titulada “Dreaming Away” –que estará incluída en su siguiente álbum 'Back On Track' en 2015 con la Muwom de Carlos Jean-, pasando por esos guiños al Soul y al Blues de toda la vida con "Lean On Me*"“Nobody Knows When You´re Down & Out”...

Solamente con escuchar los primeros compases de la noche uno se puede atrever a decir sin ambages que en las manos de Juan Zelada la música negra patria está a buen recaudo. Viva. En sus composiciones propias hay única y exclusivamente Soul-Pop de altos vuelos y de una variedad cromática y estilística inimaginable pues canción a canción se iban abriendo espacios nuevos para el Jazz y el enérgico sonido Nueva Orleans -“Boat Out”- para el R´n´B más honesto -“The Blues Remains”-, para los flirteos Reggae –“What Do I Know”- e incluso para relatos al desnudo –“The Boy With The Television On” y "Foreigner". Es decir, un repasito musical de los de quitarse el sombrero.


Si la capacidad compositiva, interpretativa y la presencia de Zelada quedó fuera de toda duda a las primeras de cambio, de la banda podemos decir otro tanto de lo mismo. Sergio Fernández al bajo de cinco cuerdas, Javier Gómez Pacheco a la batería y Carlos Murillo a las guitarras -y a los teclados un ratejo- dieron el callo en todas y cada una de las canciones con una profesionalidad y unas maneras que tristemente nos abundan por estos lares. Tanto, que pensábamos que la banda era de fuera... Con eso se dice todo. 


Para el recuerdo queda un par de joyitas: “Silent Room” y “Foolish Love”.

La primera consiguió, con su toque intimista y recogido, suavizar y bajar las pulsaciones de la noche. Juan Zelada se echaba al hombro su guitarra acústica para zocatos y daba otro giro de tuerca al repertorio acercándose a las sencillas posturas de Damien Rice o Glen Hansard. Una canción sentida, de esas que tienen silencios que te llenan el alma… La pena es que el público acodado en la barra no cerrara la boca un rato.


La segunda viraba hacia rincones más moviditos y servía para que el notable público lo gozara bailando. La banda se empleaba a fondo y el teclado, tocado con el -no quiero risas- culete, soltaba volutas de órgano Hammond que se desperdigaban por el aire. El ritmo, las guitarras y la energía compacta recordaba mucho a lo que en su día hacían bandas americanas como Grand Funk o los más moderados Doobie Brothers. Vamos, bandas a las que les asustaba una barbaridad  tocar en directo ¿sabes?




Entre temazos, fotos y apuntes la noche se nos pasó volando. A la salida de la sala acabamos totalmente convencidos de una cosa: la propuesta musical de Juan Zelada tendrá su tirón porque hunde sus raíces  en lo auténtico y verdadero para crecer hacia arriba. Prueba de ello es que en pleno siglo XXI, donde lo estético y lo fluorescente predomina por encima de todo, artistas tan dispares pero de corte clásico como Jamie Cullum, Bruno Mars, Mark Ronson o John Legend venden mucho y bien. Afortunados ellos y nosotros. Pero también, y precisamente por los tiempos en que vivimos, no pudimos evitar cierto resquemor o miedo a que la verdadera esencia musical de este artista pueda algún día caer en malas manos y verse enmascarada por clichés sonoros o diluída en un mar de beats electro-comercialoides sin sentido… 

Y es que las cosas buenas hay que mimarlas.


SETLIST:
-Back On Track.
-Work It Out.
-Breakfast In Spitalfields.
-You Fall Behind.
-Start Over.
-The Blues Remain.
-Silent Room.
-What Is It With You?.
-Train To mexico.
-Long Way Round.
-Dreaming Away.
-Foolish Love.
-Foreigner.
-What Do I Know.


-Boat Out.
-Don´t You Hold Me Down.



* Chivatazos del gran Borja Montero.

sábado, 13 de diciembre de 2014

12 meses, 12 cerves...













Y las que se han quedado fuera y las que seguirán...

viernes, 12 de diciembre de 2014

Colores:


martes, 9 de diciembre de 2014

Recetario Musical: Ñoquis de remolacha con salsa de 6 quesos y Dean Martin:

A estas horas se me está abriendo el apetito cosa mala pero no podemos catar nada porque resulta que estamos a plan y el picotear no lleva a nada bueno. Por ello, coincidiendo con estas fechas tan entrañables de la Navidad y tal, vamos a iniciar una nueva aventura gastro-sonora que nos ayude a hacer un poquito más llevaderos los rugidos estomacales hasta que llegue la bendita hora de la comida... ¡Vamos allá con una colorida, entretenida (de esas que dice Karlos Arguiñano que vienen muy bien para que los niños vayan adentrándose en el mundo de la cocina) y rica receta que se llama ñoquis de remolacha con salsa de 6 quesos!

Como la noche aquella que los hicimos no nos dio por echar una foto al plato, aquí os pongo 
una perteneciente a la web Gastronomía Y Cía de la que tomé prestada la receta.


  • Ingredientes (para 4-6 personas):

400g de remolacha cocida.
200g de copos de patata (o puré de patata natural si quieres ir de superguay).
100g de harina (aunque puedes necesitar más).
1 cucharadita de sal.
1 pizca de nuez moscada.
1 pizca de pimienta negra.
1 huevo.
1 brick de nata para cocinar.
1 paquete de quesos rallados de cualquier tipo.


  • Elaboración:
Nos lavamos las manos a conciencia porque no somos unos guarretes, troceamos y trituramos sin contemplaciones con una batidora la remolacha y la llevamos a un cuenco de amasar. Vertemos el batido e incorporamos los copos de patata o el puré. Salpimentamos y añadimos la nuez moscada. Mezclamos muy muy muy bien (y cuando digo que hay que mezclar muy muy muy bien quiero decir que hay que mezclar muy muy muy bien) hasta que los copos de patata se hayan rehidratado lo suficiente como para perder su característico color blanquecino y hacerse uno con la remolacha. Dejamos reposar 10 minutos para asegurar la rehidratación y después añadimos el huevo batido y la harina tamizada a poquitos para no crear pegotes. Volvemos a mezclar muy muy muy bien (no creo que sea necesario que tenga que repetir la razón) hasta crear una masa unida y maleable, que se rompa fácilmente, pero que no se pegue a las manos. El punto exacto será cuando al presionar la masa con la yema de un dedo levemente, esta vuelva a su ser de inmediato. Si véis que la masa es inconsistente, habrá que corregir y seguir añadiendo más patata hasta que adquiera cuerpo. Entonces llegará el momento de espolvorear harina sobre la encimera y el momento en que vuestra madre os suelte eso de "¡pues ya sabes quién lo va a limpiar luego!". Con la masa en la encimera, habrá que amasarla y rodarla hasta hacer unos cilindros o churrillos de un 1´5cm de grosor aproximadamente. Los cortamos en porciones de unos 2cm y damos forma presionándolos con un tenedor. 

Estos ñoquis pueden conservarse un par de días espolvoreados con harina y bien tapados en el frigo, pero lo más aconsejable es poner a hervir una olla con agua, una pìzca de sal y laurel. Cuando el agua rompa a hervir se añaden las piezas de ñoquis, que caerán al fondo de la olla. En un par de minutos, no más, estos ñoquis se habrán hecho e irán subiendo. Los vamos retirando, colando y poniendo en el plato, que serviremos con su correspondiente salsa. En nuestro caso, hemos elegido la salsa de 6 quesos. ¿Por qué? Pues porque la de 4 quesos nos parece que está muy trillada, porque somos muy chulos y porque teníamos más restos de quesos en casa. Punto. Para prepararla, ponemos a cocer a fuego suave un brick de nata de cocinar, salpimentamos y añadimos un surtido variado de quesos: suave, curado, ahumado, mozarella, azul y parmesano, que hemos de remover con paciencia para que se logren fundir todos y cada uno de ellos.Tras esta ardua tarea, ya no nos queda más que echárselo por encima a los ñoquis y disfrutar de lo lindo mientras descorchamos una botella de vino o abrimos una buena cerve y suenan de fondo los villancicos del siempre elegante y carismático Dean Martin.

sábado, 6 de diciembre de 2014

martes, 2 de diciembre de 2014