sábado, 30 de abril de 2011

Máquinas, imaginación, ruido... Futurismo:

Hace una semana, en el programa de radio que hago con mis compis en la RUAH, nos tocó el momento de hablar de Aphex Twin, una actual luminaria de la escena electrónica más avanzada y experimental.

Como es evidente, en la sección de Rarezas que llevo no podíamos quedarnos atrás. Eso sería fatal... Por lo tanto, nos pusimos rápidamente a limpiar el polvo de nuestra máquina del tiempo, activamos todas sus palancas y pusimos sus válvulas en marcha porque decidimos que había llegado el momento de iniciar un viaje en el tiempo a la Italia de finales del siglo XIX y principios del XX...

En ese período tan revuelto y apasionante para la Historia, la Ciencia y la Cultura en general, aparecieron numerosos movimientos y corrientes de vanguardia que todos, en mayor o menor medida, bien conocemos gracias a nuestros simpáticos y queridos profesores de Literatura como los conocidos "ismos". Y concretamente sobre una de estas corrientes, el Futurismo, es de lo que vamos a hablar un ratejo.


El Futurismo, fundado en Italia por Filippo Tommaso Marinetti e inaugurado a través de la redacción y firma el 24 de febrero de 1909 del "Manifiesto Futurista". Este surgió como un movimiento reaccionario que buscaba romper con la tradición, el pasado y los signos convencionales de la Historia en su más amplia acepción.
Para ello, Marinetti y compañía se dedicaron a derrumbar la estética anterior y a ensalzar la vida contemporánea basándose en dos temas principales: la máquina y el movimiento. Temas que desarrollaron a su vez mediante ideas auxiliares y secundarias como la energía, la fuerza, la revolución, la juventud, lo mecánico...

De ahí la célebre máxima futurista: "Un automóvil rugiente, que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia" .


Esto que suena es una pieza titulada “La Pioggia”, que cuenta con el acompañamiento visual del proyecto cinematográfico vanguardista “Ballet Mécanique” realizado en 1924 por Fernand Leger y Dudley Murphy.


A lo largo de la Historia se ha constatado que suelen aparecer breves momentos -como éste- en los que la tradición y la innovación entran en durísima confrontación directa. Pues precisamente esos son los períodos históricos que más me han llamado la atención e interesado desde siempre, ya que son los que han supuesto una especie de catarsis en la que el resultado final suele ser el surgimiento y también afianzamiento del avance y del progreso ya sea en el campo que sea: en el de la economía, el de ciencia o de la música… Y eso, ¡qué queréis que os diga!, como persona a la que le apasionan estas cosas, me parece maravilloso.

El Futurismo abarcó numerosas disciplinas y entre ellas, como es normal, estaba la Música.
Aquí es donde entra en acción nuestro hombre, Luigi Russolo: un intelectual –algunos dicen que también ocultista-, pintor y músico trasalpino que se ha convertido, con el paso del tiempo y sin quererlo, en uno de los verdaderos precursores de la actual música electrónica, experimental y de vanguardia debido a su innovadora concepción musical.

Como incansable teórico musical, entre otras, Luigi escribió en 1913 "L´Arte Dei Rumore" o "El Arte de los Ruidos": la variante musical del "Manifiesto Futurista". Una obra en la que podemos ver y apreciar como el italiano ya se anticipaba y parecía adivinar el surgimiento de otros sonidos-ruidos que por entonces eran todavía inconcebibles, pero que pasado casi un siglo son tan habituales como la vanguardia contemporánea, la música experimental, el ambient, o el noise,… En resumidas cuentas, uno de los textos más influyentes de la Historia actual y en general en cuanto a estética musical.

Esta era su visión y estos son algunos extractos de “L´Arte Dei Rumore”:

- “La vida antigua fue toda silencio. En el siglo diecinueve, con la invención de las máquinas, nació el Ruido”.

- “El ruido nos devuelve a la vida”.

- “Todas las manifestaciones de nuestra vida están acompañadas por el ruido”.

- “El ruido, por lo tanto, es familiar a nuestro oído, y tiene el poder para evocar la vida misma”.

- “El sonido, en un principio ajeno a nuestra vida, siempre musical y una cosa en sí misma, es un elemento ocasional que ha llegado a convertirse y a significar para nuestros oídos lo que un rostro familiar a nuestros ojos”.

- “El ruido, sin embargo, nos llega en una confusión de manera irregular
procedente a su vez de la confusión irregular de nuestra vida, nunca se nos revela
del todo, y mantiene innumerables sorpresas...”

- “Hay que romper este círculo restringido de sonidos puros y conquistar la variedad infinita de los sonidos-ruidos”.

- “Nosotros queremos entonar y regular armónica y rítmicamente estos
variadísimos ruidos”.



Además, Luigi Russolo fue un gran inventor. Recluído en su laboratorio de Milán y acompañado por su asistente Ugo Piatti, logró que prácticamente todas sus teorías fueran llevadas materialmente a la realidad mediante máquinas y cachivaches de todo tipo que si bien por sí mismos no supusieron un gran paso adelante, sí sirvieron de acicate, base y cimientos sobre las que las posteriores generaciones desarrollaron la tecnología musical que hoy nos es tan común: ahí por ejemplo quedan para el recuerdo el russolófono, el arco enarmónico y el intonarumore –un espectacular e impresionante ingenio mecánico que sorprenderá a más de uno-.



Y ya para finalizar el repaso a la vida y obra de este peculiar hombre, os dejo con dos trabajos de Luigi Russolo. Eso sí, tengan en cuenta más el valor histórico y didáctico que el sonoro, ya que los años causan estragos sobre los soportes de grabación ¿de acuerdo?…

El primero es un estudio sonoro y descriptivo a la manera futurista del complejo y mecánico despertar del mundo urbano que data de 1914 y que se titula "Veglio Di Una Città" :



En la segunda composición contamos con Luigi a los diversos mecanismos, pero esta vez junto a su hermano Antonio al acompañamiento orquestal clásico. En ella nos muestran una de esas propuestas que tanto asombraron al mundo...
He aquí una evocadora pieza datada aproximadamente en 1924 titulada “Serenata Per Intonarumori E Strumenti” :

lunes, 25 de abril de 2011

Una Joyita: Zarpa y "Los Cuatro Jinetes Del Apocalipsis":


¡Hola a todos! Hoy me he propuesto hacer algo de memoria histórico-musical, de arqueología sonora. Por lo tanto, vamos a dejar de lado por un momento a los grandes héroes del Rock español en todas sus variantes como lo son Miguel Ríos, Burning, Ñu, Leño y Rosendo o Barón Rojo, para en su lugar rescatar del olvido a una formación en mi opinión bastante interesante: Zarpa .

Nos situamos cronológicamente a mediados de los 70, momento en el que estos valencianos de Mislata, siendo todavía unos adolescentes, crearon una banda de Rock con la única pretensión de tocar y pasar un buen rato. La historia no difiere de la de tantos y tantos otros chavales, pero lo que no sabían es que poco tiempo después, eso sí, con trabajo duro e incontables horas de ensayo, lograrían convertirse en una banda pionera del Hard-Rock en España.


Tras unos cambios habidos en la formación en 1978, los chicos de Zarpa decidieron probar suerte, entrar en un estudio y grabar lo que iba a ser su primer álbum: “Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis”. Un trabajo que destaca por estar plagado de colosales y penetrantes guitarras, de demoledores ritmos y de letras subversivas que trataban con ánimo y carácter crítico, diversas cuestiones como la guerra, el maltrato a la naturaleza, la insolidaridad,... Aspectos todos ellos que tenían y tienen aún hoy como denominador común los comportamientos más irracionales y negativos del ser humano.

La verdad es que este debut discográfico se realizó en unas condiciones técnicas totalmente pésimas y adversas. Pongamos unos ejemplos:
Para esa sesión de grabaciones los músicos tocaron todos a la vez, algo que es más o menos normal, pero el hecho es que lo hicieron en unas cabinas aisladas unas de otras que dificultaban e impedían el contacto visual entre los distintos miembros y ponía trabas al buen entendimiento y coordinación musical, por lo que sólo pudieron tocar de oídas como buenamente podían. Menos mal que como se aprecia en el disco, no estamos hablando de unos simples “mataos” . Además, para más desgracia, resulta que los técnicos que trabajaron con ellos no habían grabado Rock en su puñetera vida, así que os podéis hacer una idea del esfuerzo titánico que Zarpa tuvo que hacer para poder ver decentemente su disco en la calle…

Pasado un tiempo y olvidado todo ese calvario, Zarpa logró establecerse como un grupo de culto, aunque ya muy claramente orientados hacia el Heavy-Metal más clásico y propio de los 80. Y es justamente por este motivo -ya conocéis de los gustos de este blog- por el que vamos a regresar a los orígenes setenteros de Zarpa…


Como es lógico, con el paso de los años este álbum quedó descatalogado, relegado y postergado. Presente únicamente en la nublada memoria de unos cuantos pocos y convertido así en un mito o una leyenda, en algo similar al Santo Grial, a la Piedra Filosofal o a una caza de gamusinos debido a la imposibilidad de hacerse materialmente con él… Pero mira por dónde, muchísimo tiempo después, la gente de Guerssen Records, un sello discográfico y distribuidor catalán especializado en rarezas, antigüedades y cositas buenas, se encargó en 2007 de reeditar este discazo para solaz y disfrute de los paladares más exigentes.

Tras este pequeño pero merecidísimo reconocimiento a uno de los nombres más ilustres y en cierta medida desconocidos del Rock Duro español, ahí os dejamos con Zarpa y el tema que dio nombre a su disco ¡"Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis" ! :

sábado, 23 de abril de 2011

martes, 19 de abril de 2011

Moongardening Inc. y Motorpsycho / El Sol / Sábado 16 abril / 2ª Parte:

"El ruido nos devuelve a la vida" : Esta frase se atribuye a Luigi Russolo*, uno de los más grandes representantes del Futurismo italiano y un visionario de la música allá a principios del siglo XX ¡Y tenía más razón que un santo!


Tras el espectáculo de Moongardening Inc. y su recogida de bártulos, tocó hacer un breve intermedio hasta la llegada de nuestros noruegos favoritos. Como todavía quedaba un poco de tiempo y seguía haciendo calor me fui, como mandan los cánones, a por la segunda cerveza. El compañero de medicina de Alcalá me había guardado el sitio en primera fila y al regresar de la barra del fondo empezaron, esta vez sí, los Motorpsycho: Primero los dos miembros originales y fundadores –los sempiternos Bent Saether y Hans Magnus Ryan al bajo, guitarras y voces-, e inmediatamente después el alto y desgarbado Kenneth Kapstadt a la batería.

Los que han estado al tanto de este blog han visto que en los últimos tiempos he hablado bastante de esta banda. Esto se debe básicamente a que me han calado hondo y de forma especial, aunque he de reconocer que todavía no soy un seguidor tipo "veterano de Vietnam" como lo era mucha de la gente que por allí se paseó. De hecho, de su abultada discografía únicamente tengo 5 discos: "Let Them Eat Cake" -2000-, "It´s A Love Cult" -2002-, "Black Hole/Blank Canvas" -2006-, "Little Lucid Moments" -2008- y "Heavy Metal Fruit" -2010- que es justamente el que iban a presentar aquella noche.
Por lo tanto podría decirse que iba a asistir a este apabullante concierto prácticamente a ciegas. Pero eso sí, sin ningún tipo de miedo ante lo que me iba a encontrar o cohibido por encontrarme fuera de lugar. Muy al contrario, estaba con muchas ganas de ser sorprendido, porque de vez en cuando hay que asomarse al vacío, a lo inhóspito y dejarse llevar...

Una fuente totalmente fiable, Manuel Torreiglesias, dice que todas esas sensaciones y emociones generan una serie de sustancias que son muy buenas para el corazón al igual que lo son la verdurita y hacer un poquito de deporte diario. Si mi abuela le cree a pies juntillas… ¿Por qué yo no?


Pocas veces he disfrutado tanto de un concierto en el que no me sabía o tarareaba todas las canciones del grupo o artista, y tampoco cayó ninguna de mis favoritas –hasta el momento- de la banda como por ejemplo lo son "Year Zero", "Before The Flood" o “The Other Fool”. Pero qué más da todo eso cuando te disparan a quemarropa trallazos como "No Evil" o uno de los temas más interesantes de su último trabajo: El monumental y apoteósico "Starhammer", que tarda en arrancar pero que merece muchísimo la pena pararse un rato a escucharla:





Ante semejante arsenal uno queda descolocado, indefenso y sólo puede hacer una cosa. Sólo una cosa: ¡Flipar en colores!
Ahí, en primera fila y atrapado por los mágicos sonidos y el ambiente general a veces me dio la impresión de estar en una especie de Woodstock de formato reducido y bajo techo -a esta creencia ayudó mucho la presencia de unos cuantos señores que molaban un huevo, de unos “taytantos” años, que peinaban largas y canosas cabelleras y que se movían como David Crosby puesto hasta las trancas de cualquier sustancia alucinógena-.





Ahora por favor, vamos a hacer un pequeño ejercicio mental. Recordad por un momento ese día en el que estuvísteis en el concierto más guapo de vuestras vidas... Y decidme: ¿Qué os entraba en aquél momento por el cuerpecito cuando cerrábais los ojos y os dejábais arrastrar? Digo esto porque supongo que seréis de los que cierran los ojos en los momentos clave de un buen espectáculo ¿verdad? Me refiero a momentos como ese soberbio solo de guitarra que te dejó noqueado, esa grandiosa explosión instrumental o ese breve instante en el que tras alcanzar la cumbre, el volúmen bajó de intensidad y te dejó inmerso en un estado similar al de la ingravidez o al del trance...

Ya me responderéis cuando sea.
En mi caso me sentí más a gusto que en brazos. No puedo ser más simple, gráfico y llano.


Tras esta ida por los Cerros de Úbeda sobre cuestiones personales e individuales, lo que está claro es que una de las cualidades más evidentes de Motorpsycho es, como ya comenté otra vez, esa capacidad para crear con su sonido ambientes y mundos fantásticos a los que recurrir de vez en cuando, con tan sólo darle al "play", para volar y escapar de este cada vez más vulgar y agobiante mundo.

Musicalmente el concierto del sábado fue de lo más compacto, sólido y sin fisuras que he visto. Hubo situaciones accidentadas como cuando el cable de la guitarra de Ryan se soltó durante unos segundos al inicio de “No Evil” o cuando a Kenneth se le escapó una baqueta… Pero aquello no fue nada que la experiencia y la habilidad no pudiera solventar con tranquilidad y aplomo.


En otro orden de cosas, pese a las burlas que he sufrido alguna que otra vez por parte de un buen amigo mío, reconozco que el bajo eléctrico es mi instrumento favorito. Desde que tengo uso de razón me he fijado en maestros como Jack Bruce, John Entwistle y Chris Squire. Creo en él, en su versatilidad y en su peso específico dentro del Rock, y si tuviera alguna aptitud musical me dedicaría a este instrumento… Por fortuna, existen músicos como el zocato de Bent Saether, que con su demostración del sábado reforzó aún más toda la fe que tenía puesta sobre las cuatro cuerdas.
Conocía la habilidad de Bent con el bajo dentro de un estudio, pero el sonido que saca en directo es notablemente superior. Presenta todas las cualidades que admiro en un bajista: es dinámico –domina la melodía y los registros suaves propios del Jazz, los duros muros de acordes, dobla a la guitarra,…- y es sólido y constante. Algo importantísimo. Porque como dice mi padre, que de chaval era baterista: “En una banda de Rock sólo te puedes fiar de dos personas: el bajista y el baterista, ya que mientras el cantante y el guitarrista solo pensarán en las chicas y te la acabarán liando, nosotros somos los únicos que estaremos ahí pase lo que pase. Siempre".


Ryan lo bordó con su guitarra y las ondas de sonido que creaba con los efectos de pedal. Siempre me pareció muy complejo el empleo de este tipo de herramientas, pero la verdad es que viéndole parece pan comido.
Otra de las dudas que siempre me han entrado cuando veo en directo a un trío formado únicamente por Guitarra-Bajo-Batería es cómo solventarán el problema que se crea con la ausencia de las guitarras dobladas y del resto del acompañamiento instrumental que hayan empleado en el estudio –teclados, vientos, cuerdas y demás-, pero como ya comprobamos todos los asistentes en la versión en directo de “Starhammer”, ese mastodonte sónico y los teclados que recuerdan a "Fripp and Co". fueron resueltos de forma impecable.

Un pequeño detalle que me gustaría destacar es que Motorpsycho tiene también el mérito de haber sabido mantener y transmitir ya en pleno siglo XXI esa mística y aura de grandeza que ha rodeado siempre al formato musical conocido como Power-Trío. Una formación muy característica que encontró su hábitat natural de expansión a finales de los 60, y que contó con figuras inolvidables para la Historia de la Música como Cream o The Jimi Hendrix Experience.
Otro tanto que apuntar a estos noruegos.

Y no, no me olvidaba del corazón de la noche, del motor de la máquina… ¡Kenneth Kapstadt!
Si alguien intentara hacer en su casa algo similar a lo que hizo este chico en El Sol, el resultado al día siguiente sería estar con los brazos escayolados y con fracturas múltiples en los dos brazos porque… ¡Qué manera tan brutal de tocar la batería durante aproximadamente dos horas sin parar! ¡Qué firmeza y contundencia! ¡Qué coordinación para ser un mostrenco de unos dos metros y brazos infinitos! Pero es esa sensibilidad Jazz latente en su interior la que en mi opinión marca la diferencia entre los bateristas: En el mundo del Hard Rock o el Heavy por ejemplo los hay que son contundentes –a veces demasiado- pero es que suenan metálicos y fríos como una caja de ritmo. Sin embargo, si poseen ciertas nociones de música negra siempre es un plus. Esos rescoldos calientes se notan en las baquetas y en los parches…


Pero lo dicho, que impresionante el trabajo realizado por Kenneth. Ahí arriba le tenéis en plena faena. No se le ve la cara, pero tampoco importa mucho porque entre la geta de concentración que gastaba y que tampoco es muy allá..:)


Moongardening Inc. Y Motorpsycho, Motorpsycho y Moongardening Inc. Una gran noche que me ha encantado recordar…

Ojalá se repita.




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* Un verdadero personaje del que hablaré próximamente.

domingo, 17 de abril de 2011

Moongardening Inc. y Motorpsycho / El Sol / Sábado 16 abril / 1ª Parte:

“It don´t mean a thing if it ain´t got that swing”: Esta frase se atribuye a Duke Ellington ¡y la verdad es que el maestro tenía más razón que un santo!


Ayer mismo tuve una ración extra de buena música con Moongardening Inc. y Motorpsycho. La cita fue en la sala El Sol, el sábado a las 21:30... Sí, sí, ya sé que juuuusto a esas horas se estaba celebrando uno de los acontecimientos más grandes de la Historia: "El Partido". ¡Pero qué queréis que os diga compañeros! Pues que de "Clásicos” y “Partidos del Siglo" nos vamos a hartar todo este mes, mientras que a Moongardening Inc. tenía ganas de verlos en directo y a los noruegos lo mismo, que vete tú a saber cuando les da por volver a pasearse por estas tierras.
Era el momento. Now or never. Ahora o nunca. O iba a Madrid o sabía que algún día, más tarde o más temprano, me iba a arrepentir.

Y arrepentirse está muy feo.

Como suele ser ya habitual, cuando una de las bandas o artistas que me gustan viene a tocar por aquí cerca siempre intento que algunos de mis amigos y amigas vengan conmigo. Para ello empleo una táctica de acoso y derribo que no sé si vosotros habéis hecho: ¿Aquello de estar varias semanas seguidas bombardeándolos con vídeos de Youtube, canciones, reseñas, entrevistas y demás? Pues nada, que siempre acaban dándome largas. Sutilmente, eso sí…
Debido a esto, lo normal es que casi siempre haya acabado optando por no acudir a ese determinado concierto, pero este año la cosa ha cambiado. Mi cabeza ha cambiado, y si no quieren venir ¡Ellos se lo pierden! Yo desde luego me apuntaré a todo lo que pueda.

Tras la ya habitual clavada de “la Conti”, salí de Alcalá de Henares pensando que me iba a encontrar un concierto más bien desangelado debido a una serie de factores como son el que Motorpsycho es un grupo con un número de seguidores no muy amplio por aquí, que la Semana Santa se nos venía encima y que "La Pachanga" siempre atrae a la gente al calor de los bares o de los sillones de casa con esas patatuelas, mejillones en escabeche y sus Mahous tan fresquitas.
Afortunadamente no pude estar más equivocado y la entrada a la sala estaba bastante concurrida. ¡Así da gusto! Y yo que iba con el temor de presentarme ante un desierto ¡Pero qué va! Menos mal que Madrid, que es muy grande y hay de todo, también tiene hasta gente especialita, rara y con tan buen sentido para la música.
La verdad es que todo tiene sus pros y sus contras. Es cierto que cuando a un concierto va poco público se evitan los engorros que suceden cuando hay mucha gente y se te cuela en la sala algún impresentable -del que no voy a hablar- como fue el caso de ayer, pero también lo es que los aplausos, gritos y alabanzas de los presentes rompen siempre la frialdad inicial del ambiente y los músicos suelen devolver ese agradecimiento en forma de una entrega mucho mayor... A esto la gente moderna le llama feedback, pero como disfruto con los rodeos y circunloquios, doy la versión larga.

Por cierto, en la fila a la hora de entrar conocí y me junté con un chico que estudia Medicina en Alcalá. Y ahí que pasamos el rato de espera charlando de música -de lo geniales que suenan los Motorpsycho, de los malditos precios de los discos de los Beatles, del submundo de las reediciones, de los festivales que empiezan a surgir con el buen tiempo...-. Algo que siempre se agradece.


A lo que íbamos: Tras caer la primera cerveza -es que hacía mucho calor- empiezan Moongardening Inc. Una banda que se define musicalmente en su Myspace como Folk-Rock, Nu-Jazz y Psicodelia. Muchas veces, cuando leo en las páginas de los grupos estos apartados pienso que debe ser obligatorio el rellenar esas casillas y que algo había que poner, porque de verdad que la propuesta de esta gente -más allá de lo que pueden indicar una serie de etiquetas a veces inconexas- es una propuesta articulada, compacta y que llega a nuestros oídos ya totalmente conformada. Con un sentido muy claro a la hora de hacer las cosas. Vamos, "con personalidad propia" como dicen en las revistas musicales cuando no se les ocurre añadir mucho más…
Su música es valiente, audaz, despreocupada por los convencionalismos y la homogeneidad de la escena actual, pero no por ello cometen el error de caer en excesos y pretenciosos barroquismos hasta llegar a lo inaudible. Más bien al contrario, responden a todo ello con dosis de calmada belleza musical, y algo de electricidad, que tampoco viene mal.


En el panorama nacional he visto pocas bandas que me llamaran tanto la atención en tan poco tiempo. Fue a principios de este año cuando pude escuchar el que es su primer EP titulado "The Green Dog Sessions". Lo primero que captó mi atención fue la voz de Sarah Van Der Meer.
Muy elegante y cálida, muy de cantante de Jazz de las de toda la vida que evidentemente nos recuerda a una de las más grandes, y no, no me refiero ni a Rocío Jurado ni a la Pantoja. Estoy hablando de una señora legendaria, de una dama del Jazz como la agridulce Billie Holiday.
Reconozco que esta especie de comparación son palabras mayores, así que si dudáis de ella ahí tenéis una prueba sonora:


¿Y de la banda qué podemos decir? Pues que pueden ser más suaves y más tiernos que el Día de la Madre o tan implacables como Bud Spencer al enterarse que quieren impedirle comerciar con plátanos, hacer una factoría y un casino cutre con el que enviciar y corromper a los nativos en “Banana Joe”. Espero que me entendáis...


En directo suenan bastante más duros que en estudio, y eso es fenomenal ya que los contrastes suavidad/contundencia -que siempre me han gustado- se hicieron más patentes todavía, aumentó la atracción, el gancho y nos llevaron donde quisieron.
La gente de Moongardening Inc. es además de las más originales que he visto a la hora de la instrumentación. Por ejemplo, en una canción el bajista empleó para su instrumento un arco de violín -algo que ya vi hacer a Jimmy Page con su Les Paul, pero nunca en un bajo eléctrico- logrando con ello un toque efectista que a mi me sorprendió, pero sobre todo efectivo, que es lo que realmente cuenta. Luego, creo recordar que para la canción “Down The Rabbit Hole”, la cantante utilizó el mismo arco pero esta vez ni más ni menos que ¡con un serrucho! ¡Como lo oyen! A ver, veamos… Que levante la mano quien de niño haya cogido el serrucho de la caja de herramientas de su padre o su abuelo para hacer el ruidito ese tan guapo que sale al agitarlo. Más de uno y de dos lo ha hecho ¿verdad? Si, yo también me encuentro entre esos niños que toqueteaban y hacían ruido con todo –el tambor del detergente, el molinillo del café,…- pero me da que no nos salían unos efectos psicodélicos tan majetes e interesantes como los que hicieron ellos.


Por cierto, que no se me olvide los sobresalientes punteos "bensonescos" del guitarrista, las potentes e imparables baquetas del baterista, el colchón creado por los teclados... Brillantes todos.

Y hasta aquí ha llegado la primera parte del concierto. Mañana o pasado finalizaremos con la traca final de Motorpsycho, pero de momento os dejamos con otro de los temazos de la banda que nos ha acompañado hoy Moongardening Inc. titulado "Down The Rabbit Hole":


¡Que guste!

miércoles, 13 de abril de 2011

Las Peores Portadas III:

Como hace ya unos cuantos meses que no sacábamos de paseo esta sección "portadística" pues vamos a empezar a lo grande, con uno de los genios musicales de este país: Alejandro Sanz.
Según he entendido por ahí, hace poco le han otorgado la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes.

Lo primero que se me vino a la cabeza cuando me enteré de la noticia fue asociarlo a su ya mítico primer álbum y pensar ¿Pero saben que el Sr. Alejandro es autor material-intelectual y lo que sea de uno de los más grandes atropeyos que se hayan hecho jamás antes en la Historia al mundo del diseño de portadas y del arte en general?

Así que si en lugar de quien tenemos hoy día, estuviera yo de Ministro de Cultura -con la consecuente e inmediata alegría de mis abuelas, que estarían más contentas que unas castañuelas-, me pondría manos a la obra y pondría en práctica una necesaria acción ministerial: intentar recuperar a toda costa y a cualquier precio esa sangrante fuga de artistillas y talentos musicales recluídos allá en Miami que durante tantos y tantos años hemos estado sufriendo... Ya conocéis unos cuantos nombres, así que paso de enumerarlos.

Una cosa es poner cara de interesante, sacar un poco de morritos y ooootra bien distinta es practicar el "autocanibalismo" y comerte los mofletes por dentro...
Una de las fotos más "ridis" que he tenido el placer de contemplar.

Que conste que los pechazos de la señorona están realmente bien, lo que falla es el concepto global de la portada, porque digámoslo claramente: por muy bueno que fuera su contenido musical, ¿con qué cara nos presentaríamos a la cajera de nuestra tienda de discos favorita con esto en la mano?


Daría un poco de reparo, las cosas como son.

Kevin Rowland: Un tío con muy poquita vergüenza y líder de Dexys Midnight Runners, la banda que hizo la canción "Come On Eileen" y después se echó la siesta. Punto final.

No he visto jamás que un grupo con un sentido estético tan nefasto como demuestran Black Cat Bones con esta feísima portada, luego sean capaces de hacer una música tan espectacular. En serio.
Para quien los desconzca, Black Cat Bones es una de esas bandas habituales de finales de los 60 que hacían un Blues-Rock acojonante. Por cierto, tras la breve vida de esta banda, dos de sus miembros -el guitarrsita Paul Kossof y el baterista Simon Kirke- formarían parte de los más conocidos Free.
Ahora os dejo con algo de su segundo trabajo de 1969 titulado "Barbed Wired Sandwich", ya sin Paul y Simon pero que seguía contando con temazos como este árido "Death Valley Blues":

lunes, 11 de abril de 2011

Progresión del cartel:


De la idea inicial al rediseño final. Sabiamente aconsejado por Ana, eso sí:)

miércoles, 6 de abril de 2011

Los King Crimson del siglo XXI:

A ver, a ver, vayamos por partes… Todos sabemos que King Crimson son históricos, unos titanes insuperables y que cualquier comparación o paralelismo que se haga con ellos suele acabar mal para el contrario, ¡pero me diréis que el titular que he escogido no os ha llamado la atención para empezar a leer!

Volvemos de nuevo a las andadas con Motorpsycho, esa especialísima banda "trondheimiana" -supongo que se llamarán así los ciudadanos de Trondheim y si no es así, pues lo siento en el alma-, que en los últimos tiempos se está convirtiendo en una banda fija en las sesiones musicales que me doy en casa, saliendo de los altavoces de la habitación y rondando por mi cabeza día sí y día también.

Como hemos dicho al principio y siguiendo los consejos del tópico, las comparaciones son odiosas y desagradables, pero si tanto el Rey Carmesí como Motorpsycho tienen algún rasgo o punto en común es esa habilidad o don natural para crear con su música mundos fantásticos, sensaciones y ambientes a los que recurrir de vez en cuando, con tan sólo darle al "play", para volar y escapar de este cada vez más feo y opresivo mundo.

En Du-Dum-Dum ya hemos comentado algunas cosas sobre esta banda y hablado de la grata impresión que nos causaron en su momento discos como "Let Them Eat Cakes" y "Black Hole/Blank Canvas", pero como la afición por Motorpsycho va "in crescendo" y parece que es ya un no parar, aquí venimos con el penúltimo disco que he comprado de esta gente –y digo penúltimo porque tengo que decir que ya viene otro en camino-…

El disco en cuestión fue publicado en 2.008 por Stickman Records y se titula "Little Lucid Moments".


Los que ya hayan escuchado a Motorpsycho sabrán bien que el intrincado asunto de las etiquetas, categorías y estilos no va con ellos debido a que la personalidad y las ganas que tienen de hacer MÚSICA va por delante de esas barreras. Por tanto, con estos noruegos, eso de crear una lista infinita de términos como Space Rock, Stoner, Vanguardia… se convierte en uno de los mayores aburrimientos del planeta. ¡Si es que ya sólo les falta meter en sus canciones un pasodoble o un chotis para tocar todos los palos habidos y por haber!
Aunque eso sí, para aclarar un tanto la cosa, se puede decir sin lugar a dudas que “Little Lucid Moments” es una continuación de "BH/BC", pero algo más ambiciosa y arriesgada tanto en su concepción como en su puesta en marcha ya que es un álbum compuesto únicamente por 4 piezas de larga duración en el que el ahora trío formado por Hans Magnus Ryan, Bent Saether y Kenneth Kapstad da un paso adelante más en busca de un sonido en la que la experimentación, los momentos de improvisación que nos retrotraen al Miles de pelo afro y esa perfecta combinación entre potencia metalera y atmósferas progresivas son los elementos principales que emplean con maestría estos tipos para desarrollar su compleja obra.

Como todos los discos están hechos más para ser escuchados que para ser leídos, voy a terminar con una recomendación: Si tenéis unos 12 minutillos libres, es mejor que en lugar de ver la tele -que últimamente no conduce a nada bueno- por lo menos escuchéis el tema más cortito que aparece en “Little Lucid Moments”. Exactamente en estudio son 11 minutos y 26 segundos que despuntan del resto del trabajo por esa sensación de suavidad, calidez, nocturnidad y tensión casi sexual que transmite la música, aunque luego las letras creo que van por otro lado...
Aquí está el vídeo en directo -mejor a pantalla completa ya que la calidad de audio y vídeo acompaña- del soberbio “Year Zero” :

La próxima vez que aparezcan estos tipos por aquí será para hablar del concierto que harán en Madrid dentro de un par de semanas.

¡Hasta entonces!

viernes, 1 de abril de 2011

No hay luz:

Últimamente estoy falto de luz, de inspiración en esto del dibujo...

...Mira que le doy vueltas a varios guiones que tengo por ahí preparados y estoy haciendo algunas cosas a ver si las musas acuden a mi mientras estoy delante de papeles y tintas, pero de momento nada de nada.

Así que para reflejar esta situación qué mejor que dibujar la pobre lamparilla de mesa que me asistía en las tareas dibujisticas, totalmente rota...