miércoles, 10 de febrero de 2010

Keith Moon - Two Sides Of The Moon:

Estrambótico, lunático, genio, exuberante, atronador... Todas éstas cualidades y muchas más son las que lucía Keith Moon, el baterista de los mundialmente admirados The Who.

Para la gran mayoría de los aficionados a este género, Keith Moon fue uno de los percusionistas más dotados y potentes de la historia del Rock, entrando por méritos propios en el Olimpo de los bateristas junto a otros ya de sobra conocidos.
Según palabras de su compañero de andanzas Pete Townshend, éste trascendió límites y estilos musicales para ser "uno de los bateristas más revolucionarios de la Historia", y no se excedió ni un tanto en sus palabras...

Keith destacó por desplegar y manifestar sobe el escenario un ritmo vital y pletórico que estaba íntima y estrechamente relacionado con su forma de ser: extrovertida, agradable, graciosa y simpática, además de otras cualidades como su sensibilidad y generosidad sin límites... pero que progresivamente y con el tiempo (a medida que se incrementó su problema con el alcoholismo y con los tranquilizantes) iría alternando cada vez más con su "otra" personalidad, su otro yo: emergiendo de repente un hombre agresivo, cruel, complicado y autodestructivo.

Pero a lo que íbamos: Moon, aprovechando un parón del grupo entre el año 74 y 75 se animó, al igual que el resto de sus compañeros en The Who, a realizar lo que sería su primer álbum en solitario, que tristemente sería también el último. Un disco repleto de versiones que se publicó bajo el significativo nombre de Two Sides Of The Moon - Las Dos Caras de la Luna.

Esta es una grabación que no se puede considerar otra cosa que una especie de interesante autohomenaje o broma musical, ciertamente muy del gusto de Keith, porque entre otras cosas nuestro protagonista sólo se dignó a tocar la batería en un tema, "Crazy Like A Fox" (en este álbum no tocaba darle a las baquetas), y además se decidió a coger valientemente el micrófono como principal protagonista... Todo un atrevido y encantador disparate.



Para su debut discográfico como solista, Keith tiró de agenda de contactos de amigos, y tras ello entró al estudio toda una caterva de colaboradores de auténtico lujo e impresión, pues no podía ser de otra forma con semejante "elemento" a la dirección del proyecto. Ahí van unos cuantos nombres: Ringo Starr, Joe Walsh de los Eagles, Flo y Eddie de los Turtles, Klaus Voorman, John Sebastian, David Bowie o Spencer Davis... Casi nada.

De este genial delirio, que fue reeditado en el 97 por Repertoire (para quien le interese el dato o el disco en cuestión) y más tarde en el 2006 por Sanctuary (esto ya para seguidores muy muy muy fieles, pues aporta un montonazo de rarezas como bonus track), vamos a escuchar dos temas. El primero es una versión que Keith realizó de la canción de John Lenon "Move Over Ms L":



Y el segundo que suena ahí abajo es "Solid Gold":



Ya para finalizar vamos a contar una anécdota* típicamente "mooniana", de esas que muestran a Keith como uno de los máximos exponentes del sentido hedonista y desenfadado del Rock y que se dio durante la presentación promocional del álbum, cuando entonces el artista se subió a la mesa de la rueda de prensa y se bajó los pantalones y los canzolcillos para enseñar su trasero "De qué os reís?" -dijo Moon, mientras periodistas, fotógafos e invitados se tronchaban de risa- "estoy mostrando las imágenes promocionales del álbum".

Y la verdad es que no mentía, pues un trasero sobresalía de la misma manera en el interior del diseño del disco. Y como éstas, muchas más...

*Para más información sobre los Who y sobre las aventuras y desventuras del "terremoto musical" llamado Keith Moon, os recomiendo leer "The Who", un interesante, documentado y bien narrado libro escrito por Mariano Muniesa para Ediciones Cátedra Rock Pop, Madrid, 2001.

2 comentarios:

  1. Completísimo y genial artículo este que has dedicado a este excéntrico gran bateria. Como todos los genios, sucumbió a su genio, pero nos ha dejado su música para siempre.

    Un abrazo.

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  2. Me leí un libro de los Who y es que las anécdotas y gamberradas de este tipo eran graciosísimas, luego el lado oscuro ya era otra cosa...

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