viernes, 19 de febrero de 2010

Yes - Relayer:

Si con el debut homónimo de Yes me encontré con un grupo que se veía que iba a ser grande, pero todavía con un sonido con mucho espacio por explorar, indefinido,...Un grupo que estaba en un cruce de caminos, con Relayer me sumergí por primera vez en el Rock Progresivo, y a partir de entonces "yesero" hasta las trancas.

Éste, su séptimo disco de estudio grabado en 1974, fue uno de esos grandes trabajos que obtienen un recibimiento frío por parte de los críticos musicales y seguidores. En el caso de Yes, Relayer entró en comparación con los anteriores Fragile y Close to the Edge (consideradas unas obras maestra) aunque es cierto que el tiempo ha ido poniendo las cosas en su sitio, hecho justicia y restaurado parte de su prestigio perdido.

Además, a todo esto había que sumar que Relayer se compuso en un período de inestabilidad en el grupo y de transición en su sonido, pues la virtuosa estrella de fuegos pirotécnicos Rick Wakeman abandonó el grupo (algo que hacía muy habitualmente, debe ser su pasatiempo favorito). Tras esto Yes se puso a evaluar posibles candidatos, entre los que se llegó a hablar de Vangelis, y se acabó por ceder los teclados a Patrick Moraz, un reputado músico de orígen suizo que estaba tocando con un grupo llamado Refugee.

La forma y voz de Yes, Jon Anderson.

La garra y el espectáculo, Chris Squire.

El hombre de las cuerdas, Steve Howe.

El nervio y el motor, Alan White.

Patrick Moraz, una estrella fugaz en el firmamento de Yes.

Por tanto, fue este un tiempo de cambio para la banda que no hay que entender de forma negativa como pérdida de calidad, si no todo lo contrario, como una etapa distinta que supuso entre otras cosas que el líder y vocalista Jon Anderson recuperara y experimentara un nuevo impulso creativo en las tareas compositivas; la presencia de nuevos elementos, nuevas estructuras y mayor experimentación musical con conexiones jazz-rock por cortesía de Moraz y Steve Howe (más interesados en la apertura de Yes hacia otros campos sonoros); y la consolidación y mayor conexión del motor rítmico formado por el fenomenal bajista Chris Squire y el baterista Alan White.

Este es el precioso trabajo artístico que Roger Dean realizó para la portada desplegable de Relayer. Una obra de arte que hizo que mucha gente se decidiera a comprarlo simplemente por el gran cuidado estético que esta banda puso en todo lo que hacía, y la verdad es que iba paralela a la calidad musical, impresionante.

En el años 2003, la discográfica Rhino lanzó a las tiendas una muy buena reedición de este álbum, atendiendo al diseño original pero ahora en formato CD y con los consabidos Bonus Tracks.
Ahora vamos a describir un poco el contenido del álbum:

La pieza que abre el disco, "Gates of Delirium", es una obra épica inspirada vagamente en el obra de Tolstoi Guerra y Paz (ya saben del gusto de los músicos de Progresivo por dotar de cierto calado intelectual a su música), y que se compone de dos movimientos que consiguen abarcar durante su largo desarrollo matices y sensaciones que van de lo vertiginoso y beligerante del primer movimiento, a lo poético y calmado de Soon.
En el primero de ellos, "Gates Of Delirium", destaca por encima de todo el gran nivel interpretativo, la enorme capacidad de interconexión y de entendimiento que había entre los músicos del grupo. Una prueba de ello se da a la mitad del tema, donde teclados de Moraz y las guitarras de Howe se enzarzan en una brutal competición y demostración de categoría. Esa sensación de inestabilidad, agresividad y violencia se obtuvo también gracias al esforzado trabajo de Alan White y Chris Squire en el apartado rítmico, que para lograr ese sonido sucio, chirriante y violento, llegaron a utilizar instrumentos tan inusuales como piezas de metal, discos de frenos y todo tipo de cachivaches, que previamente habían recogido de un desguace o chatarrería. Algo "muy normal" en un grupo de superéxito.


"Soon", el segundo movimiento, pone fin al estremecedor conflicto sónico con una de las más logradas interpretaciones vocales que Jon Anderson haya realizado nunca. Una parte que llegó a ser editada como single con la intención de que fuera emitida en radio y enganchara al público con su belleza y accesibilidad, pues no creo que las discográficas y emisoras estuvieran muy dispuestas a aceptar promocionar y radiar un tema de casi 22 minutos, algo que sería la bomba de haber pasado...


"Sound Chaser" es el segundo tema, donde también se utiliza la tensión y contraposición de fuerzas dinámicas como recurso compositivo. En este caso se da entre el teclado de Moraz y la sección rítmica Squire-White, con una inclinación en los arreglos que acercaron el Rock Progresivo de Yes a las maneras Jazz-Rock que tanto éxito estaban teniendo por entonces. Mención especial merece el trabajo de Howe a las guitarras, dejando en este tema su toque y estilo, cercano a la guitarra clásica.


Cerraba el disco una de las más bellas creaciones de la extensa discografía de Yes, "To Be Over": 9 minutos y 19 segundos de elegancia y clase liderada en este caso por Steve Howe, sin lugar a dudas uno de los guitarristas más creativos, dotados y geniales que he visto nunca. Este tema, con su estructura y acompañamiento vocal en suave progresión, llega a su momento cumbre cuando Patrick Moraz inicia su soberbia actuación a partir del 6:40, en uno de los solos de sintetizador que más me han impactado. No es de los más largos o complicados, pero es de una gentileza y dulzura tal, que por eso está entre mis favoritos.


En fin, que si alguno no sabe de Rock Progresivo (que hay de todo en este mundo) y le interesa empezar por algo, ya sabe mi recomendación y por dónde tirar.

4 comentarios:

  1. Ahora me voy a meter de lleno en el Alan Parsons Project pero comentaba ayer con un amigo sobre Yes. Me pondré con 'Fragile' y el 'Close to the Edge' junto con 'Relayer'. El progresivo no es lo mío pero tu descripción de 'To Be Over' me ha puesto los dientes largos man. Más tarea para el fin de semana. Por cierto, te agrego a mi lista de blogs que no te tenía.

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  2. Felicidades, excelente artículo. Soy un fan de Yes desde la adolescencia. Relayer fue uno de los álbumes de Yes que escuché más tarde. Quizás por que era de los menos conocidos. Recuerdo que que primer álbum que tuve fue el magnífico Going for the one. Aún lo conservo (en vinilo. Quizás por ser el primero (y ser un gran disco)le tengo un cariño especial. Pero luego vino Close to the edge. Bueno... no hay palabras. Tiempo más tarde cayó en mis manos el doble álbum Tales from topographic oceans. Todos ellos y Fragile me sumergieron en el universo del Rock Sinfónico o Progresivo de Yes. Una de mis bandas favoritas. Aún, de cuando en cuando me relajo escuchando algo de ellos y, claro, observando las geniales portadas de Roger Dean.


    Un abrazo

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  3. Aitor, ¡ahí me tendrás atento a lo que hagas sobre Yes, palabra. Y gracias por agregarme!
    Benet, sobre Close To The Edge tienes toda la razón...no hay palabras, sólo hay que poner el oído y dejarse llevar. Me alegra ver que hay gente que estima la aportación y sonido de Yes, algo que entre mis amistades más cercanas no ocurre -ellos se lo pierden:)- Saludos y abrazos.

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  4. Mi banda por excelencia... Demás está decir que este disco me parece superlativo... En el disco en vivo Yesshows también aparece Patrick Moraz en una excelente versión de "Ritual" de Tales... Un abrazo

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