A naturalidad de esa que destensa la vida, a modernidad y tradición (cuando uno se podía dejar cresta y a la vez fliparlo con The Dubliners sin que pasara ni media), a autenticidad, a güisquis con hielo recogidito en casa o a cervezas (Guinness y Carling en este caso) con los amigotes por ahí por las tabernas, a vivir con el juego en modo hoylodoytodoqueyamañanaDiosdirá...
A eso suena este disco.
Me gusta mucho The Pogues, y eso que no los había escuchado hasta hace un par de años, cuando lo hice por recomendación de un compañero de trabajo. luego me di cuenta que algunas canciones las conocía ya que Joe Strummer había tenido un par de giras con ellos, y yo, que en algún momento le seguí los pasos bien de cerca a Joe para conocer sus influencias, ya había pasado por The Pogues tangencialmente.
ResponderEliminarAprovecho para repasar este disco.
Abrazo!
The Clash son grandes grandes también ¿verdad? ¡Abrazos bien grandes!
Eliminar