Final
de la década de los 90 e inicios del 2000. Período en el que vas y decides dejarte
crecer el pelo, todo él (el facial también cuenta porque eras así de
espléndido y un adelantado a los hipsters), en que decides vestirte única y exclusivamente con chándales Decathlon
varias tallas por encima de la necesaria, en que te recluyes dentro de ti
mismo ya que te daba un poquitín de miedo el estar en sociedad…
Final
de la década de los 90 e inicios del 2000. Período en que triunfaban bestias
pardas como por ejemplo Marilyn Manson, Rob Zombie, Slipknot y el Rock de toda
la vida de Dios bifurcaba sus ramas hacia lo que se iba a llamar Nu-Metal. La siempre rebelde e inconformista juventud tenía ya a sus nuevos ídolos músicales.
Como
no podía ser de otra forma, yo estaba a por uvas en esa época de mi vida y no
llegué a tiempo de montarme en esa corriente musical. Es decir, no tengo ningún
disco de Korn, Limp Bizkit, Coal Chamber o Papa Roach pero sí unos cuantos de
Jon And Vangelis, Triana, Grateful Dead o la mismísima Mahavishnu Orchestra.
Desnortado total, vamos.
Pero
no todo en mi vida era tan "clásicoretroldievintage", créanme. Aunque mi primer trabajo
en la carrera de Historia (estamos hablando de 2003) lo realizara con una preciosa Olivetti y para ir de
un lado a otro calzara unas cómodas Paredes, la verdad es que mis orejas
echaban siempre que se podía las redes en los procelosos mares de la música del momento.
Por
aquél entonces la radio seguía siendo la herramienta principal para descubrir
sonidos nuevos y alternativos con los que llenar mi habitación. Internet y toda su capacidad todavía me quedaban muy a trasmano. ‘Bienvenido Al
Paraíso’ de Carlos Pina, en la por entonces entretenida Radio3 era uno de esos
programas radiofónicos referentes. Recuerdo como si hubiera sido ayer mismo cuando, enmarañado
entre las ondas hertzianas, escuché ahí mismo y por vez primera las canciones
de 'Mer De Noms', el disco debut de la banda estadounidense A Perfect Circle.
Recuerdo estar tumbado, mirando al techo y casi sin pestañear, como un pasmarote, ante canciones como "3 Libras” y “Sleeping Beauty”...
¡Fuáaachaval!
Pues
os tengo que contar una buena nueva. Estos recuerdos, que se quedaron guardados
en el pasado y que de vez en cuando se veían fugazmente avivados tras fortuitos
encuentros "youtubescos", se han visto definitivamente confirmados cuando hace unas semanas pude por fin y tras tantos años de espera hacerme con una copia de ‘Mer De Noms’. Increíble. Increíble de verdad.
Se
puede decir que la clave del éxito de este álbum es esa combinación perfecta de
complejidad y accesibilidad, de dureza y sensibilidad. Y es que sobre esa
energía desbordante ("The Hollow") y esa tensión ("Orestes") que te atenaza desde la primera pieza podemos
hallar una pátina de elegancia, sensibilidad y madurez ("Magdalena" o "Breña" entre otras tantas) que hace que el conjunto
sonoro resulte aún más atractivo y perfecto si cabe. Para más señas, resulta que los artistas de A Perfect Circle han formado y siguen formando parte de bandas como Tool, Primus, The Smashing Pumpkins o NIN entre otras. ¿Sinónimo de calidad?, pues me da que sí. Podría estar describiendo
las canciones, pero creo que no tiene mucho sentido. Es un disco para
ponérselo de principio a fin y disfrutar de toda su profundidad al detalle.
Tras
todo esto sólo puedo decir una última cosa: Si hace 15 años ‘Mer De Noms’ no
pudo ser uno de mis discos de cabecera, lo será ahora. Porque los tiempos del
Señor son perfectos y porque todo llega y porque mejor tarde que nunca y porque
lo bueno se hace esperar y porque el tiempo pone cada cosa en su lugar y
porque…
Yo también estaba a por uvas porque no me suenan, pero resulta sugerente este grupo, sera tu reseña.
ResponderEliminarSaludos.
Addison de Witt: gracias por comentar y esperamos que la sugerencia se haya convertido en escucha. ¡Abrazos!
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