Hoy no me voy a extender más de lo debido. Y no es porque no
quiera o pueda. Es porque no es necesario. Vamos allá con una pseudo-receta
musical que tuvo lugar hace ya un par de semanas durante las ferias
de Alcalá de Henares: el Bocata de Gallinejas.
Para "realizar" esta receta no necesitas lapicero o papel para apuntar. Tampoco debes preocuparte por abastecerte con una lista interminable de ingredientes. Ni tan siquiera hay lugar para la dichosa Thermomix. Lo único que debes hacer es quitarte la perecita de
encima, adecentarte como está mandado y prepararte a conciencia para el bombardeo de
estímulos sensoriales que vas a recibir porque… ¡Tendrás que dirigirte a las fiestas de tu
pueblo!
Tras llegar al recinto ferial deberás zigzaguear unas cuantas patatas rellenas despachurradas de la noche anterior, sortear cientos de tenderetes de abalorios hippies, esquivar con acierto los tapones de corcho que rebotan de las escopetillas y pasar de largo una masa ingente de personas que van y vienen como endemoniadas. Parece fácil, pero no lo es en absoluto. Créanme.
Seguidamente, es muy importante (y cuando digo muy es que es muy) no perder tiempo a la hora
de seleccionar la terraza en la que vas a tomar tu merecido bocata. Más que nada para no torturar al pobre de tu estómago, que lleva un año esperando este momento. Lo más sencillo, natural y normal es ir a la terraza de toda la vida: aquella a la que vuestro padre
(porque un buen padre es de bocata de gallinejas y entresijos) os ha llevado a
toda la familia año tras año sin falta alguna. La tradición es la tradición. Y a veces es hasta deliciosa. Pero también puedes innovar un
poco y permitirte, por tu cuenta y riesgo, el probar en freidoras
ajenas… Allá tú.
Pues bien, si crees que tras localizar tu sitio de esparcimiento gastronómico está todo hecho te equivocas. Porque ahora ha llegado el momento de dar el do de pecho, el demostrar que eres un hombre y no un mindundi o chisgarabís cualquiera... Ha llegado el momento de plantarse ante la caja a pecho descubierto como si de un joven novillero tomando la alternativa en Las Ventas o de Blas de Lezo en Cartagena de Indias se tratara, mirada en alto, sin amilanarse ante la monstruosidad que han puesto para atender al personal. Una
bestia parda de unos ciento cincuenta kilos en canal que, mondadientes en boca, te atiende como
perdonándote la vida, con una mirada entre sanguinolenta y turbia... No se lo tengas en cuenta. Forma parte del encanto. Sólo visualiza tu meta.
Bien. Has salido indemne. Tienes el resguardo. Te tiemblan un poco las piernas, pero da gracias que no te has hecho poposito encima. Está hecho. Se lo muestras al camarero, que es mucho más simpático que el cajero ¡dónde va a parar! pero antes de entregárselo debes formular el conjuro mágico: "Que sea fritito y con un toque más de sal, por favor". Siempre con un por favor
detrás, que por muy conjuro mágico que sea, la educación que nos ha dado la familia debe hacerse notar ¿De acuerdo? Así no falla. Ante semejante conjunción de elementos, lo único que puede
llegar a tu mesa es el más soberbio, absoluto y majestuoso y castizo bocadillo
de gallinejas o entresijos… Y eso es así, de aquí a Lima.
Para mojar el gaznate y como maridaje perfecto lo más adecuado es una buena lata de
cerve. No es necesario que os recuerde que la Mahou manda por estos lares pero si os ofrecen Estrella Galicia, Ámbar, Alhambra o la que sea propia a de vuestras tierras, nos parece perfectísimamente perfecto.
Le das el primer bocado… Ese sabor... Vuelas a tu niñez.
Mientras disfrutas del momento te rodea un sonido mezcla de tiovivos, lamierdadelregguaetón, niños gritando extasiados montando en los toros locos, las campanillas de los punching balls, la sirena de una ambulancia que se lleva a uno que ha empinado demasiado el codo, la charla del de la tómbola con su secretaria,… Es decir, el encantador barullo
de las ferias. Una mezcolanza de ruidos que en tu cabeza queda amortiguada, como en un segundo plano, pues en lo más profundo de tu mente sólo puede haber espacio para una cosita. Una canción. Ésta:
En mi tierra lo de las gallinejas no sabemos muy bien ni lo que es, pero intentaré el experimento en mi proximo viaje a Madrid.
ResponderEliminarDivertida entrada y rematando con los Burning encima.
Saludos
Addison de Witt: las gallinejas y entresijos son casquería fina de cordero que se fríen y entre pan y pan están que te mueres de gustirrinín. Son muy calóricos y no abundan los sitios donde se pueden comprar (en Madrid capital hay unos cuantos sitios especializados), por ello aprovecho siempre en las ferias para zamparme uno a la salud de todo el mundo XD
ResponderEliminar¡Abrazos!