lunes, 25 de noviembre de 2013
jueves, 14 de noviembre de 2013
Tatuaje:
Éste es el resultado final del dibujo que realicé hace unas semanas a petición de mi cuñada, pues llevaba un tiempo deseando hacerse un tatuaje en forma de mariposa y como sabe que le doy a los lapiceros pues tuvo el detalle de proponerme que fuera yo el encargado de diseñar un bichillo volandero de estos para ponérselo en la piel... Cosa que hizo esta misma semana.
Una pueba de confianza que agradeceré eternamente.
A continuación os muestro uno de los primeros diseños que se me ocurrieron, que no es otra cosa que la típica vista de frente de una mariposa:
Como no me convencía en absoluto por varios motivos: este tipo de vistas me recuerdan a las de las mariposas pinchadas con alfileres, no transmiten ni movimiento ni vida y no encontraba la forma adecuada de las alas, así que se me ocurrió probar con hacer una mariposa casi de perfil, con una estela de estrellas (que me gustan mucho) tras ella, para que diera esa sensación de dinamismo y energía que antes os comentaba:
Cuando tuve claro el modelo sobre el que trabajar, vimos que aún podíamos estilizar, suavizar y alargar un poco más las alas, otorgando al dibujo un poquito más de elegancia. Apliqué color morado y azul, con unas formas interiores del ala muy sencillas para que el tatuaje, teniendo en cuenta su pequeño tamaño y el paso del tiempo, no acabara convirtiéndose en una mancha borrosa.
La verdad es que la mano del tatuador ha potenciado el dibujo enormemente al detallar con más precisión las formas interiores del ala y sustituyendo las estrellas por unas ondas... Ha quedado un resultado precioso, créanme.
Este verano lucirá perfecta la mariposa.
domingo, 10 de noviembre de 2013
Back One Out en Alcalá de Henares o el concierto perdido:
Este jueves pasado la temperatura era agradable pese a que un
cielo de color de ceniza nos amenazaba desde arriba, no había ningún
partido de fútbol intrascendente (toda esta Liga lo es) que nos
distrajera, había un concierto a la vista, la hora de inicio era más
o menos aceptable teniendo en cuenta aquello tan gracioso del
'juernes', la promoción del
evento fue igual o superior a la de otras ocasiones, era
entrada libre y el estilo musical de la banda encajaba con el gusto
de la comunidad universitaria y joven de la ciudad. A priori, todos
estos factores tan positivos hacían prever que la noche iba a ser
más que positiva pero, mire usted por dónde, resulta que al
concierto no acudió ni San Pedro... Así. Sin rodeos.
Debido a esto, durante toda aquella noche y en días posteriores
estuvo rondándome la siguiente pregunta: ¿Qué leches nos ocurre en
Alcalá de Henares?
Back One Out fue la banda que tocó aquella noche en la sala
EgoLive. Un pequeño gran honor, pues con esta fecha fijada en
nuestra ciudad, se abría e inauguraba la gira por toda España que
este grupo italiano, constituído en torno al cantante Thomas Cateni
y a los hermanos Andrea Velgi y Alberto Velgi a la guitarra y batería, está realizando a lo largo de este mes de noviembre.
Pese a la juventud de esta formación, hay que señalar que la
gente de BOO lleva tocando junta más de diez años, cuando siendo
unos mozuelos que iban todavía a clase allá en su Livorno natal,
empezaron a darle duro a esto de la música, de la melodía y de los
ritmazos gordos, teniendo por referentes y ejemplos a seguir a bandas
de Punk Californiano como Lagwagon o Strung Out.
Informándome previamente sobre la biografía de Back One Out y
escuchando después su discografía es fácil hacer un paralelismo y
reconstruir paso a paso la (negra) historia reciente de la industria
discográfica así como ver la vida y el reflejo casi prototípico de
las jóvenes bandas de los últimos años. Si analizamos biografía y
discografía podemos ver un desarrollo de acontecimientos que consta
de tres fases o movimientos:
El primer movimiento es el del auge temprano y coincide con el
lanzamiento en 2006 del primer disco grande de la banda, 'Helpless'.
Un álbum que fue masterizado en USA por Alan Douches (ingeniero de
sonido de Fall Out Boy, Chemical Brothers y otras tantas bandas de
cierto prestigio) y publicado en toda Europa por distintas
discográficas y distribuidoras como Ammonia y Edel. No se podía
tener más suerte. Iniciar la carrera discográfica en la época de
las vacas gordas... Un disco repleto de melodías y canciones
redondas como “From Streets To Sidewalks”, “Little Alice” y
“Redemption” entre otras que ya aparecerán mencionadas a lo
largo de la crónica.
El segundo movimiento es un poco más complejo, menos fácil, pero
a la vez necesario en la vida de todo artista. Es el momento en el
que la interesada industria discográfica ya ha exprimido y explotado
todo lo que tenía que exprimir y explotar y empiezan a retirar todas
sus fichas del tablero de juego. La mal llamada “crisis de la
música”. Esto es lo que les ocurre a Back One Out en 2011, año en
el que deciden seguir adelante y autoproducirse su siguiente LP,
titulado 'Swallowed By Future' y que no les consolidaría como
mediáticas estrellas mundiales, pero sí como auténticos currantes
de la música. Estas vivencias, este aparente y real desengaño dio
lugar a un sonido más crudo y punzante como se puede escuchar en los
temas “Love To Live”, “Drawbacks” y “Never Come Around”.
Y llegamos al tercer y último movimiento (por el momento).
Nuevamente autoproducidos, estamos en 2013 y con 'It Could Be Worth It' los italianos suenan más
compactos y sólidos que en sus anteriores trabajos, mostrando de
nuevo las múltiples facetas que componen su fenomenal obra: la
celeridad del Punk en “The Price We´ve Got To Pay”, la precisión
del Metal “Rider For A Bloody Night”, el sentimiento del Rock en
“Once Again” y las voces del Pop en el tema que da nombre al disco. Y
mira que a mi estas mezclas no me entusiasman mucho...
Se acercaban la medianoche y el público no acudía a la sala.
Dentro no éramos más de diez asistentes. Con la idea de que el poco
público que ya estaba dentro no se impacientara, se quedara y hacer
un poco más de tiempo hasta que viniera el resto del contingente, se
pactó con BOO la idea de dividir la actuación en dos tandas. Así
fue como llegada la hora oportuna la banda se subió al escenario
para tocar una pequeña serie de canciones con una precisión
instrumental casi quirúrgica: “No Way To Fly”, “NIP”, “Fall
And Rise”...
Las canciones que se pueden escuchar de ellos en estudio, siendo
muy buenas, no hacen justicia a la robustez y solidez que presentan
en directo; las series de acordes fluían con una potencia y
seguridad notable; el bajo siempre estaba ahí, firme y tenso; las
voces de Thomas y Andrea se acoplaban perfectamente; y la
espectacular batería de Alberto retumbaba con una presencia visual
(era pasmoso ver las piruetas que hacían sus baquetas) y un rigor
sonoro tal (la velocidad de golpeo, el dominio de todo su equipo, ese
bombo aparentemente doble...) que me resultó extraño y hasta
incómodo notar el frío vacío de la sala porque ¿qué es lo que
ocurrió al finalizar la primera mitad del concierto? Pues yo os lo
digo: que en el intermedio no es que no viniera más gente, sino que
muy al contrario, la que ya había, se marchó...
Así es. La sala quedó vacía. Literalmente. Durante la segunda
parte del concierto los únicos espectadores fuimos los camareros y
servidor. Nadie más. La primera vez que vivo un acontecimiento así
de triste. Tan desolador, que sentí vergüenza en mis mejillas y
pena por los chavales de Back One Out, que pese a ser italianos
(nóteseme la broma entre tanta desgracia) mostraron una disposición
y profesionalidad encomiable desde el principio al final de la noche
pues en este segundo acto, sin nadie que les aplaudiera y jaleara,
lograron sobreponerse y no caer en la desidia o la desgana. Siguieron
de pe a pa el plan establecido en su set-list, sonando uno tras otro
temazos como “Helpless”, “No Romance” o este “My Solitude”:
Fue tal el aplomo y el saber estar de BOO que hasta tuvieron el
cuajo y el señoría de tocarse unos bises y todo... Inaudito...
Asombroso.
Al final del concierto no pude más que acercarme al tenderete,
pillarme sus discos y charlar un poquejo con ellos en una mezcla de
italiano e inglés para pedir disculpas por todo este desatino,
desearles mucha suerte en la gira y decirles que habían sonado
cojonudamente. Sombrerazo para ellos, sí señor.
Camino a casa le estuve dando vueltas a lo vivido y así seguí,
rumiando en mi interior hasta el día siguiente, cuando me dispuse a
hablar y escribir, llegando finalmente a la conclusión de que en
Alcalá tenemos lo que nos merecemos porque nos comportamos como lo
que somos: una ciudad de segunda que va camino de convertirse en una
ciudad-dormitorio más de Madrid, sin personalidad propia. El que
escribe esto es más de Alcalá de Henares que las garrapiñadas,
pero cada vez siento más la pérdida de identidad y el poco respeto
y amor propio que sienten mis convecinos hacia esta ciudad. Un error
que se manifiesta en este caso en el escaso apoyo o participación
que tienen los ciudadanos hacia otras formas de cultura (ese concepto
clave que nos hace tan distintos a los alcalaínos respecto a otras
ciudades) que son paralelas a la clásica, tópica, típica y manida
concepción de cultura que fomenta y promueve nuestro Ayuntamiento.
Lo que me revienta tademás es que haya gente que se queje porque la
cultura oficial de Alcalá es pobre, que no se promueven otras formas
culturales, que no se promueve la música, que no vienen músicos de
nivel, que merecemos algo más, que hay que ir siempre a Madrid para
ver buenos conciertos y luego a la hora de la verdad , cuando hay que
salir, se quedan en casa tocándose los 'cataplines'... Nos hemos
vuelto demasiado cómodos. Falta actitud y compromiso.
Y puede haber gente que replique. Bien, veamos. Saquemos réplicas:
La primera, que hay crisis y que no se puede salir de casa... ¡Que
me lo digan a mi, que llevo desde el 2008 sin tener un trabajo
decente salvo los veranos como monitor! ¡Además, que el concierto
este era de entrada gratuíta! ¡Gratuíta! ¡Quien algo quiere algo
le cuesta! ¡En este caso simplemente salir de casa!
Y ya la segunda réplica o excusa no me vale... La del frío.
¡Venga ya! ¡Que yo vivo en la Plaza del Barro y el EgoLive está en
la otra punta de la ciudad en El Val y voy y vengo a patita porque
por lo que he dicho antes no tengo automóvil y no pasa nada!
¡Incluso en invierno! Y repito otra vez ¡Quien algo quiere algo le
cuesta! Lo que me lleva a pensar que en este mundo actual la sociedad
no quiere nada, está apática... Chuchurrida.
Ya se arrepentirán los huevones cuando estas interesantes
opciones musicales (EgoLive, Flamingo, Tic-Tac y demás locales) se
vean abocadas a anular conciertos y hasta a chapar, porque tal y como
están las cosas...
La pena será que nosotros sí lo echaremos de menos.
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jueves, 7 de noviembre de 2013
Postales Desde Nashville 50´s:
Nueva temporada radiofónica en la RUAH y nueva aventura de Postales Desde Nashville, esta vez en busca de las raíces, del sentir y de la música de la maravillosa década de los cincuenta. Como siempre, será todos los viernes de nueve a diez de la noche... ¡Hora perfecta para repeinarse con gomina, ponerse guapete, escuchar Postales vía Online o Ivoox y salir a la calle con ganas de comerse el mundo!
¡Nos oímos!
martes, 5 de noviembre de 2013
lunes, 4 de noviembre de 2013
Lydia Loveless en Alcalá de Henares - 31/10/2013 - EgoLive:
Telarañas
de mentira, escaparates llenos de calabazas, gente con la cara pintada por las calles, Country Rock Alternativo
y un poco de desencanto... Esas fueron las referencias principales y las
coordenadas básicas por las que nos estuvimos moviendo la pasada y "jalogüinesca" noche del jueves 31 de octubre.
Tal y como
ya os anunciamos hace un par de días en Du-Dum-Dum, la sala EgoLive iba a tener
el placer de recibir dentro de su apretadísimo calendario a Lydia Loveless: una
joven artista procedente “directamente desde USA” que, precedida de un
gran cartel, se ha estado recorriendo y trabajando durante una semanita nuestra geografía desde La
Coruña hasta Jerez, pasando por Bilbao y Alcalá de Henares entre otras localidades para enseñarnos
su arte, su sonido americano.
Se puede
leer todavía en la publicidad confeccionada para los conciertos que con sus 23 añitos,
la menuda Lydia ya parece por su aplomo toda una veterana, una de esas mujeres frías
y distantes, de armas tomar, curtidas en los peores (o mejores) antros del
estado de Ohio. Una dama que tiene el talento y la capacidad para poder sonar
dulce, elegante y sobria pero también salvaje, electrizante y agresiva... Pues
bien, en un primer momento todos esos elogios parecían tomar forma y
corroborarse cuando informándonos y contemplando diversas actuaciones en las
que se ve con total claridad como Lydia Loveless y su banda eran capaces de
enfrentarse con toda la naturalidad del mundo a registros tan opuestos como lo son
el eléctrico y el acústico, para salir intactos y airosos de tal empresa. Una
prueba de ello, son estas dos maravillas de aquí abajo:
Como
íbamos diciendo, por todo esto (la publicidad y las pruebas sonoras) parecía que
el sonido americano de Lydia tenía por virtud la diversidad, el contraste, la
profundidad y la riqueza de matices. Propiedades todas ellas que de verdad nos
gustan mucho, pero que aquella noche tristemente no pudimos observar o apreciar
por ningún lado, pues desde el principio al final todo el recital se movió
siempre en una misma línea, en una única dirección. Fue un concierto donde
hemos decir en honor a la verdad que el apartado vocal que demostró Lydia fue
soberbio (y es que para cantar debes haber nacido en los ‘states’ sí o sí) pero
donde lo instrumental pecó pese a su corrección de lineal y de plano, como
carente de sorpresas… De más poso.
Y no
fuimos los únicos en sentir ese pequeño vacío, pues esta impresión la pudimos
compartir con otros compañeros allí reunidos. En nuestra opinión, el contraste
es lo que genera en el oyente la tensión, la emoción. Esperábamos encontrarnos
con algo similar en el Ego, con una constante de subidas y bajadas, con un
torbellino de sensaciones, que la voz de Lydia nos acariciara suavemente para
poco después sacudirnos a base de guitarrazos pero tristemente hemos de decir
que no fue así.
El
presentimiento de que algo no iba a marchar del todo bien empezó cuando nos
asomamos al escenario y notamos la ausencia de una guitarra acústica. Ahí es
cuando empezó a rondarnos esa sensación que no se fue nunca.
Como la
sala tardaba en caldearse, Todd May (el guitarrista de la banda y también telonero)
decidió agarrar su Telecaster y amenizar un poco al respetable que estaba
esperando a que empezara la función. Aunque el color de sus mejillas, el estado
acuoso de sus ojos y los vaivenes nos indicaban que estaba un poco
perjudicadete de lo suyo, el señor interpretó un buen puñado de canciones
descarnadas y punzantes para promocionar su disco en solitario titulado ‘Rickenbaker
Girls’ y que sirvieron para que la gente se fuera acercando un poco más al
escenario, en espera del plato principal, pero todavía quedaba un poco más por
esperar. Tras esto, Lydia se subió al escenario, acompañó con su bella voz en un
par de temas al bueno de Todd y con la misma dejadez con la que se subió, se
bajó... Y hubo otro pequeño parón. Hecho que nos hizo pensar que que lo que
hubiera estado realmente genial sería haber traído a una banda o a un artista
local, porque como bien apuntó un asistente al concierto, éstos habrían atraído
a un pelín más de público, se estaría más apretadito y calentito… Pero tampoco
fue así.
Del
concierto poco más podemos decir salvo tres cosas: la primera, que la banda al
completo tocó impecablemente bien la selección de los dos únicos discos publicados
hasta el momento de Lydia (‘The Only Man’ -Peloton 2010- e ‘Indestructible
Machine’ -Bloodshot Records 2011-) con una energía, una fuerza y una distorsión
tan cercana al Punk que hay que agradecer al baterista de nombre desconocido,
al melenas del bajista-esposo Ben Lamb y a ese Todd May echo polvo apoyado a la
pared, pero eso sí, con una fuerza tan carente de registros, que llegó a caer en
la monotonía. La segunda, que el provenir
de Lydia como cantante y compositora está completamente asegura. Y finalmente
la tercera, que las ideas y esperanzas que alberga uno en su interior a veces
no se llegan a cumplir. Lástima.
Menos mal
que vino una preciosa brujita y…
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