Todo el
mundo flipa con Jagger y sus arrítmicos movimientos de cadera, con la rara pegada de Charlie Watts, y con el encanto alienígena de Bowie, eso es así. Como que sobre nosotros está el cielo. Todo el mundo te
dirá que no hay mejor música que la de estas figuras históricas y todo el mundo te volverá
a contar que son lo mejor de la vida pero... ¡Ay! ¡Ay como oses formar una
banda deudora de Sus Satánicas Majestades y de El Delgado Duque Blanco! ¡Ay!
Y es que
por un lado es entendible: los grandes son grandes por algo y el listón está
altísimo, claro. Pero por otro resulta positivo que una banda joven decida incorporar
o hacer suyos patrones sonoros de tamaño calibre. Esta actitud indica por un
lado, que tienen un muy buen gusto musical y por otro, que son valientes.
Algo que
no es poco.
Casos de
jóvenes bandas herederas o descendientes de clásicos del Rock las hay a
patadas, todas ellas enmarcadas en lo meramente revivalístico. Tan ancladas en
el pasado, que muchas de ellas se podrían considerar casi bandas tributo pues
ni crean ni aportan nada, ni siquiera un acorde personal... Estériles.
Pues bien, creo que dentro de este mismo saco cayeron de forma injusta
nuestros protagonistas de hoy: Circodelia y su música.
A
mediados los 90 ya estaban rodando por todas las salas de Madrid y por todos
los certámenes musicales que hubiera delante de sus morros, pero tal y como estaban las cosas por aquella época
en la que no había crowfunding ni nada de nada, hubo que esperar hasta el año
2002 para ver el primer paso discográfico de Circodelia bajo el auspicio de
Pep´s Records, una compañía a mi parecer con muchos claroscuros en cuanto a la
línea general de las bandas que contrataban: Los Caños, Malú, Melocos y unos
cuantos triunfitos... Tela.
Bueno, cuestión de gustos supongo, no seamos intransigentes… Pero esta trayectoria no disimulaba un hecho muy importante: la compañía en cuestión contaba con bastantes medios a su alcance, con lo que la difusión y la calidad de la música que pudieran tener en mente los chicos de Circodelia (ya con lentejuelas y una ligera capa de maquillaje encima) estaban aseguradas. Prueba de ello es que para su debut dispusieron del celebérrimo ex-Tequila Alejo Stivel como productor musical, que aunque también tiene una trayectoria con sus más y sus menos, no cabe duda que es un hombre que de tocar mesas de sonido sabrá un rato largo.
Bueno, cuestión de gustos supongo, no seamos intransigentes… Pero esta trayectoria no disimulaba un hecho muy importante: la compañía en cuestión contaba con bastantes medios a su alcance, con lo que la difusión y la calidad de la música que pudieran tener en mente los chicos de Circodelia (ya con lentejuelas y una ligera capa de maquillaje encima) estaban aseguradas. Prueba de ello es que para su debut dispusieron del celebérrimo ex-Tequila Alejo Stivel como productor musical, que aunque también tiene una trayectoria con sus más y sus menos, no cabe duda que es un hombre que de tocar mesas de sonido sabrá un rato largo.
Planteadas
y puestas todas estas cuestiones previas vayamos a lo que más nos importa: la
música. Bien, pese a ese débil equilibrio entre los dictados Pop del productor
y la deriva de Pablo Parser (guitarra) y Víctor Pérez (voz) hacia posturas musicales más serias, hay que decir
que el álbum en general se inclina a favor de los intereses de la banda. Hay
una ligera pátina comercial sí, pero lo que rezuma en general es Rock And Roll por los
cuatro costados. De ese Rock And Roll en el sentido más clásico que encierra todos
los valores en sus tres palabras: juventud, energía, chulería, vitalidad,
rapidez, potencia, desenfreno, locura…
Un disco
que entre dejes clásicos y glamourosos procedentes de más allá de nuestras fronteras (esa
versión a su manera del “Rebel Rebel”), también hacía suyos el descaro subidito
de los Tequila en “Rocco” y “Buena Suciedad” (que contaba con la armónica del maestro Ñaco Goñi) y la actitud castiza de los Burning en “Whisky Con…”. Es decir, elementos de esa vieja escuela del Rocanrrol español tan rica en registros que lo mismo te mostraban la ácida lujuria misma a base de estacazos en "Rubia Y Pendenciera”, como te retrataban escenas nocturnas de un Madrid con trazos lánguidos y pausados como en “¿Es
Mi Cuerpo Atractivo Para Ti?” (de las mejores composiciones del álbum) o “Reina
Ideal”. Todas ellas canciones perfectas para ponerse de vuelta a casa tras una de
esas noches de fiesta truncada que todos, en algún momento de nuestra vida,
hemos tenido que sufrir.
Aquél
mismo año los chicos de Circodelia colocaron el sencillo que daba nombre al disco “Las Chicas De Las
Canciones” en una situación bastante respetable, realizaron una gira que incluía
la nada desdeñable cifra de 80 bolos por todo el país y se pusieron a tramar su
segundo asalto… Pero esa es una historia que aclararemos en su debido momento.
Me acuerdo de ellos pero su disco era o es inencontrabel Redición ya
ResponderEliminarbernardo de andres herrero: Entre tanta normalidad musical en la época (o por lo menos la que me rodeaba) este gente me supuso algo distinto. Les perdí la pista, peor hace unos meses me encontré sus tres discos en una tienda de segunda mano. Es evidente que me hice con ellos :)
ResponderEliminar¡Abrazos!
No los recordaba pero hace unos aos llamaron mi atención, me empapo los posts, buen recuerdo.
ResponderEliminarSalud
Tuvieron su momento, pero la continuidad falló...
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