Hay artistas y
grupos para los que continuar su andadura discográfica y publicar el tercer
trabajo se acaba convirtiendo en algo así como la Gran Ballena Blanca para el
Capitán Ahab, una piedrecitadenada para Sísifo o un control de balón
para Thomas Gravesen. Es decir: En un reto vital, una tortura sin fin y un espectáculo
lamentable.
Y es que los más
viejos del lugar hablan de la maldición del tercer álbum. Por aquí sabíamos de
la dificultad del debut y del desafío del segundo disco, pero no me sonaba que
hubiera nada de nada sobre el tercer trabajo. Teóricamente y para no
extendernos más de lo debido, la estructura de esta maldición es la siguiente:
El primer trabajo es con el que entras en la escena y te das a conocer. El
segundo es el que te garantiza tu lugar en la escena, con el que consigues tu
propio sonido y hasta adquieres reputación. El tercero lo haces ya a nivel
profesional, con todos los medios posibles y la cosa parece serte de lo más
propicia, que Beyoncé te va a hacer unos featurings y que
lo vas a petar en el mundo mundial peeeero el destino no lo quiere así.
Es entonces cuando te entran las prisas y te da o por repetir fórmula o por
reformar de arriba abajo tu estilo. Todo en vano: Ya no funciona ni una cosa ni
otra. El resultado final no es lo deseado, la crítica te zarandea, el público
gira la cabeza hacia otra parte, las ventas son más que paupérrimas… Lo llevas
chungo.
¿Estoy queriendo
decir que es este el caso de nuestro querido César Ruíz Nodar
y sus The
Iluminados? Pues evidentemente no. Por un lado porque para estos
muchachotes lo de crear, meterse al estudio y subirse al escenario es todo un
placer, no una crucifixión artística; y por otro porque su carrera discográfica
es como la buena comida casera: Cocinada a fuego muy suavito, con productos de
calidad y servida en la mesa con mimo.
Pero vamos ya a
lo que hemos venido, que es a hablar de ‘A Sol Abierto’.
El disco 3en1: El tercer trabajo discográfico de César que está a puntito de salir a la venta, la confirmación de The
Iluminados como un superproyecto más que necesario en nuestra escena musical y
la más que esperada continuación de aquél ‘Un Palo Y Un Clavo’
que tanto nos sorprendió hace ya un par de años. Al darle al play nos
encontramos nuevamente frente a un catálogo de paisajes sonoros ‘Made In USA vs Aquí’ donde cada canción resulta ser una escena compuesta, fotografiada
y montada por César y sus chicos de forma única.
Para empezar y
como ejemplo perfecto de lo dicho anteriormente tenemos “Agua Del Torote”,
temita que abre el disco y en el que podemos ver infinitos detalles de Country,
de ritmos cuasidiscotequerosymachacones (esa referencia a Donna Summer de dos rombos se las trae), de guitarrazos a lo ZZ Top courtesy of Erik La Chapelle,… Y todo con unas letras que sirven de
oda ¿o más bien parodia? a uno de los cursos fluviales de nuestra ciudad: El
muy injustamente olvidado y maltratado río Torote.
“Correos” suena a ensoñación Western y a Thriller del bueno.
Sería como la ficticia banda sonora para una película de los Hermanos Coen que
remezclara ‘Fargo’ y ‘No Es País Para Viejos’. Un porche de madera con la
pintura descascarillada, el crujir de una mecedora vacía, una mosquitera rota,
botellas de whisky por el suelo y una sombra deslizándose al interior de la
casa… ¡Yo es que lo estoy viendo!
El tercer (sin
maldiciones de por medio) corte del LP se titula “Yo Sé Quién Soy”
y se trata a mi parecer de una de las composiciones más sólidas de todo el
álbum. Va in crescendo, haciéndose grande y contundente segundo a
segundo gracias al sólido trabajo de la banda y a la tremenda voz de Pedro
Gallego. Perfecta para pillar la autocaravana y recorrer sendas, veredas y caminitos cantando el “¡…y
tú nooo!” a grito pelado. Del Gurugú a Yosemite del tirón. Y vuelta a empezar.
Por ejemplo.
Y llegamos a "A
Sol Abierto", que es la cancioncita que da nombre al disco o al
revés. La heredera legítima de “Georgia Nunca Ha
Estado On My Mind” que nos recuerda dos cosas: Por un lado, el triste
pasado y la infausta historia sobre la que se forjó la música americana; y por
otro, aquellos supuestos y deliciosos rifirrafes entre Lynyrd Skynyrd y Neil
Young. El ritmo perezoso, la armónica de Antonio García y las guitarras hacen
que se sienta hasta el perezoso calor de los campos de trabajo del Sur.
Del verano, el
pueblo y la tradición. De nuestras miserias y nuestras grandezas. De nuestra
historia. De todo eso y mucho más trata una canción que el bueno de César se
atreve a titular simple y llanamente “La Morcilla”.
¡Olé por él! Y es que no podría ser más acertado el símil. La letra es bella
como una mañana de agosto y dolorosa como las marcas que surcan, configuran y a
veces lastran nuestro pasado… Ya me diréis qué os parece.
La instrumental “Lluvia, Vapor Y
Velocidad” nos presenta una naturaleza severa, agreste… Avasalladora.
Una naturaleza en sí misma perfecta, horizontal e inmutable que en el siglo XIX
acabó siendo pasto de esos cabestros que se hacen llamar hombres. La genial y
cinemática instrumentación (las guitarras de César , los vientos de Arturo
Pueyo y los efectos sonoros) nos transmite un paisaje inicial similar al del
original “Labritja”
aunque ahora truncado para siempre por imponentes columnas de humo negro,
kilómetros y kilómetros de hierro gris y veloces máquinas alimentadas por
carbón… Todo eso en dos minutos y poco de canción. La música como
alimento de la imaginación, amigos.
“El Dólar
Dorado” nos acerca a sonoridades
áridas que me recuerdan a QOTSA (ritmazo el creado por José D. Blanco y Nacho
López). Un relato de malas miradas en un bar de carretera y trifulca, de
curtimientos de lomos con tacos de billar, cuellos de botella empleados como
bardeos, ventanales hechos añicos y a fuga en Harley.
Con “Hilarito”
The Iluminados se disfrazan de Punks Rockabillies o algo así con una trama que
versa de bandoleros, afeites y algo de Complejo de Edipo. No os estoy
vacilando. De veras que no.
“No Te
Atreves A Ser Guapa” empieza
solemne como un canto de trabajo y se transforma con esos tecladitos de Sergio
Molina en un temita Pop de festivos aires sesenteros. La temática podría ser
también la de una de las pelis de vaqueros de Telemadrid. Me estoy imaginando
hasta el título: ‘La
Flor Del Desierto’, una joven (Marta de Taiacore) vive sola en un marchito
y polvoriento pueblo. Su vida se encuentra en un cruce de caminos: O la soledad
de la casa para la que trabaja como lavandera o las malas compañías que abundan
en el saloon.
Afortunadamente, en el baile cruzó mirada con el hijo del barbero (que a su vez
tiene líos con los muchachos del pueblo) y no tienen más remedio que fugarse juntitos en
busca de un futuro mejor. Mi padre la vería en el sofá medio sobao medio
entusiasmado. Fijo.
“Licor De
Elsa” cierra el disco. Una
canción de cinco minutos en las que no hallarás ni descanso ni tregua sino una
delicada y esmerada selección de palabras (higuera, prado, aire siempre me han resultado unas palabras llenas significado y de vida), una letra que posee
más de de una interpretación o lectura (algo que caracteriza a esta gente) y
una estructura que te deja sin aliento. Imposible pedir más.
¡Y chimpón!. Estas han sido mis revelaciones, sensaciones y pálpitos sobre 'A Sol Abierto'. No
me queda nada más que decir. Simplemente desear que este tercer escalón sirva
para llevar a The Iluminados a un nivel superior más pronto que tarde, que los
veamos rodando muchomuchísimo de escenario en escenario y que ustedes los escuchen con
la atención que bien se merecen.
¡Iluminados
los quiere el Señor!