domingo, 3 de julio de 2011

El Parque De Los Cerros - Ruta hacia el Castillo de Alcalá La Vieja 1ª Parte:


Como con el verano ya llegó para quedarse y hay más tiempo libre disponible, hoy he preferido dejar momentáneamente a un lado los temas que vienen siendo habituales en el blog, es decir, los dibujos y la música, para centrarme en algo distinto y de lo que me apetece muchísimo hablar: Los Cerros de Alcalá de Henares y las distintas opciones de paseos y rutas que nos ofrece.

Todo el mundo que se haya pasado por este Blog sabrá de otras veces en las que he escrito sobre Alcalá que esta es una ciudad Patrimonio de la Humanidad y que como suele ser habitual en todo buen ciudadano, la relación amor-odio que tenemos sigue plenamente vigente. Entre los atributos que la hicieron ciudad merecedora de este título está el contar la Universidad Cisneriana, con uno de los ciclos de teatro clásico (no confundir con romano) más importantes de España, con una de las dos únicas Iglesias-Magistrales del mundo, con un pasado y un bagaje histórico-arquitectónico-artístico a sus espaldas espectacular (aunque castigado por los avatares del destino), acoger el premio de literatura en lengua hispánica más célebre, ser un importante centro de fomento y enseñanza del español… Y todo eso está muy bien, pero lo verdaderamente positivo de todo es que el potencial de esta ciudad sigue siendo considerable. Por contrapartida, hay mucha gente que no confía o cree en la ciudad, que no se da cuenta de ello o que directamente prefieren mantenerla inmóvil en el tiempo, sin potenciarla al máximo. Lo cierto es que si se busca e indaga, se ve que tiene algo más que un simple ciclo de teatro clásico, abundantes bares de tapas o cigüeñas…



Antes de todo, como no soy un experto en geografía ni biología, voy a hacer mía la descripción que de Los Cerros hace el grupo de Ecologistas en Acción, gente con la que yo no tengo nada que ver, pero que sabe del asunto bastante más que yo. Así os hacéis una idea general del lugar.
Pues bien, para empezar diremos que "el Parque de los Cerros se sitúa en la margen izquierda del río Henares, al sur de la ciudad. Este terreno natural acotado se estableció en la década de los 80 tras la compra de terrenos a propietarios privados por parte del Ayuntamiento que permitió la consolidación de un espacio protegido de titularidad pública. Sin embargo, en la actualidad este espacio natural tan solo tiene la básica catalogación de Monte de Utilidad Pública", quedando todavía exento de una mayor protección, a merced de la amenazante proximidad de los polígonos industriales...
Pero "pese a las agresiones sufridas a través de los siglos (explotaciones agrícolas, extracción de arcillas, vertedero...) el Parque conserva aún en su interior una importante riqueza histórica, arqueológica y una enorme variedad en flora y fauna. Combina los entornos de ribera fluvial, cerros, cárcavas y páramos. Márgenes del río enriquecidas con el aporte de limos y sedimentos arrastrados por las aguas, que abundan en álamos, chopos y alisos, además de una presencia notable de especies arbustivas y herbáceas; cerros áridos de arcillas, margas y yesos, donde la vida adopta otras formas inmensamente variadas: tarayal, atochar, coscojar, encinar, el sempiterno pinar..."
Por todo ello, "el Parque de los Cerros es un verdadero tesoro que necesitamos conocer y apreciar. Un lugar para visitar con respeto y afán de aprender. Porque el Parque no es solo lo que ahora vemos (una sombra de su pasado lejano), sino también una esperanza de futuro.
Un bien de todos y para todos."



La primera ruta de la que vamos a hablar en este “Especial Zapatillas, Mochila, Bocata y Cantimplora” es la que lleva directamente al antiguo Castillo Árabe.
Al igual que todos los caminos del Parque de Los Cerros, éste tiene su punto de partida en el aparcamiento público gratuito. Siguiendo las indicaciones de los paneles y señalizaciones de los postes de color azul que aparecen a lo largo del trayecto es imposible perderse. Es un camino de ida y vuelta, con unos 8 kilómetros de distancia en el que hay senderos alternativos, atajos y otros vericuetos que siempre están bien para diversificar las alternativas y amenizar el camino si se repite. Aún así, es bastante accesible y se puede completar sin ningún tipo de problemas en unas 2 ó 3 horas (con sus respectivas paradas en los paneles de información y para beber agua o echar algunas fotos).
Por otra parte, advierto que si se va a dar el paseo en verano es recomendable acudir por la mañana o ya bien entrada la tarde para evitar los calores, porque aunque parte de la ruta se desarrolla junto a la ribera del Henares (con su característico fresquillo), también hay unas cuantas zonas en las que se pasa por secarrales al raso, con el Sol pegando en todo lo alto y sin nubes o arboledas que sirvan de protección que pueden convertir la caminata en una experiencia brutal.
Y quien avisa no es traidor...


A lo largo de toda la ruta se aprecia la tremenda labor de recuperación del espacio natural que ha experimentado el lugar tal y como demuestra la reforestación de un pinar joven y la presencia de otros árboles de más arraigo en la zona que están íntimamente relacionados con la huerta y con la comarca como lo es el almendro. Este desarrollo de la masa forestal ha propiciado que especialmente las liebres hayan encontrado alimento con el que sostenerse y así poder crecer en número, ya recuperadas de la mixomatosis y otras enfermedades que décadas atrás diezmaron a este animal.
Con mayor vegetación, más presencia de liebres y a su vez de otras especies más delicadas en su conservación en el caso de las rapaces (cernícalos, aguiluchos y algunas en peligro de extinción como el Águila Imperial Ibérica)... Si es que todo va enlazado.
Tuve la suerte de pasearme durante los meses de primavera y sacar unas cuantas fotos con mi vejete Nokia de los almendros en flor. Lo intenté con las liebres, pero son bastante más rápidas.




Tras dejar atrás el tramo de La Albega, que es un recto y suave repecho en el que en las horas centrales del día te puede dar un soponcio de cuidado, ahora nos acercamos al Pico de Malvecino. Es entonces cuando descendemos y empezamos a acercarnos de nuevo al río, donde los árboles de ribera nos ofrecen un poco más de cobijo, sombra y fresco. Caminaremos frente a la presilla del Cayo (donde muchos chavales van a refrescarse), la ciudad deportiva, el campo de la RSD Alcalá, la Ermita de la Virgen del Val (cuyo origen se remonta al siglo XII), y la ahora destruida Casa del Barquero (del XIX). La situación en concreto de este edificio me da una pena enorme ya que podría restaurarse y convertirse en un centro de interpretación del Parque de Los Cerros o en un área recreativa de la ribera del Henares que conectara con la orilla de la ciudad, ¡pero qué se le va a hacer! en Alcalá no es el primer caso en el que un edificio histórico ha acabado abandonado, derruido o destrozado. Es una de nuestras cruces...



Continuando el paseo, junto al río Henares nos daremos cuenta que el terreno de la ribera es bastante arcilloso y que en determinadas zonas emite reflejos y brilla a nuestros ojos. Eso se debe a que la concentración de yesos que hubo entre los estratos de arcillas y margas se fueron cristalizando en forma de grandes placas que hoy día afloran a la superficie y que todos los que tenemos colecciones de minerales sabemos apreciar.


Y ahora ya no queda nada para llegar al final del camino y subir al Castillo... ¡Pero eso será la semana que viene!

2 comentarios:

  1. Esa ruta debe estar genial, aunque no sé si urbanitas como yo la podríamos completar.

    Salud

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  2. Möbius: Todas las rutas del Parque son sencillas, yo tampoco es que sea precisamente como el Último Superviviente y aquí estamos:)

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